Los jugadores del Mallorca celebran el gol de Abdón el jueves pasado ante el Almería.

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Subido a la atalaya desde la que contempla al resto de la liga, el Mallorca quiere seguir llenando de puntos y goles la hucha del liderato. Pletórico y con los pulmones llenos después tres victorias consecutivas, el ejército de Luis García Plaza espera aprovechar la inercia y el oleaje de las últimas semanas para seguir musculándose y asfaltar otro tramo de la carretera del ascenso. Se mide esta vez a un recién llegado con el que no coincide sobre el mismo escenario desde mediados de los noventa; un Castellón metido en la trastienda de la clasificación que se ha quitado un peso de encima con los últimos resultados (Son Moix, Gol, 21.00 horas).

El conjunto albinegro, al que la corriente devolvió a la orilla del fútbol profesional el pasado verano, va a plantearle al Mallorca otro examen de continuidad. De hecho, la jornada esconde un jeroglífico imposible de descifrar esta temporada para los baleares, que dentro de su espectacular trayectoria todavía no han llegado a enganchar cuatro victorias consecutivas. Hacerlo esta vez mantendría lleno el depósito de la autoestima de cara al esprint de final de año y mantendría a raya al grupo de perseguidores, en el que Espanyol y Almería han vuelto a sacar la cabeza con sus triunfos de este fin de semana a costa de Sporting y Alcorcón, respectivamente.

En el Mallorca todo es felicidad. El equipo, que no suelta el pico ni la pala, permanece cubierto de hormigón de cintura para abajo y va sorteando obstáculos y quebrando dinámicas mientras amontona víctimas. La última de ellas, un Almería que andaba desbocado hasta que se cruzó en el pasillo con los isleños. Una chilena tardía de Abdón abría la enésima grieta entre el Mallorca y el resto y prolongaba unos números de récord que ahora tendrá que ir manteniendo.

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El propio Abdón puede ser precisamente la gran novedad en los esquemas iniciales de LGP, que seguramente seguirá rotando. Esta vez tendrá cuatro días completos para preparar su próximo compromiso, pero teniendo en cuenta la talla del mismo —visita el campo del Leganés, el último gran coco al que le queda por enfrentarse en esta primera vuelta— es probable que vuelva a mover algunas piezas.

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Abdón no es titular desde la tercera jornada, pero en los dos últimos ratos que ha pasado sobre el tapete ha vuelto a la circulación entrando en combustión. Es el delantero del equipo con el gatillo mejor engrasado, un detalle que suelen apreciar y valorar los entrenadores. Su acceso al once implicaría la salida de Amath, titular en cuatro de las cinco últimas jornadas, o su caída a una de las bandas, donde también se mueve con soltura gracias a su verticalidad. Las otras zonas del campo abiertas a cambios son los laterales, donde todas las fórmulas que ha ido probando el técnico han funcionado correctamente. La baja de Baba en la sala de máquinas —el ghanés cumple el primer ciclo de amonestaciones— también reforzará la dupla Galarreta-Sevilla que tantos dividendos ha generado.

El Castellón, que pelea por escapar de la zona más oscura, viene con el potencial limitado por las bajas. Por un lado, las de Carles Salvador Jorge Fernández y Iago Indias. Y por el otro, las de Igor Zlatanovic y Josep Señé, cedidos por el Mallorca al conjunto albinegro, que se quedan al margen del pulso por la conocida como cláusula del miedo.
Óscar Cano recupera a Rafa Gálvez, recuperado de una lesión muscular. Eso le abre las puertas de la titularidad para juntarse en el eje de la zaga con Carlos Delgado, quien en las últimas jornadas ha rendido a un gran nivel y ha mejorando la seguridad defensiva de los orelluts. Eneko Satrústegui puede volver al lateral zurdo en sustitución de Víctor García y en ataque David Cubillas debería mantener su puesto como referente, seguramente al lado del Juanto Ortuño.