Los jugadores del Mallorca celebrando el gol de Salva Sevilla ante el Logroñés. | M.A. Borràs

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La competición en Segunda División avanza hacia la jornada dieciséis y el Mallorca se mide al Almería (19:00 horas, Movistar TV) en uno de los partidos más atractivos de esta liga sin descanso. El líder defiende su trono ante un rival al alza, que busca también acomodo entre las dos cotizadas primeras posiciones. Los de García Plaza han dado pasos muy sólidos semana a semana hasta agarrar la primera posición y ahora de lo que se trata es de mantenerse lo más arriba posible cuanto más tiempo mejor.

Durante la temporada se van a dar una serie de encuentros como el de este jueves donde el juego del gato y el ratón dota de una presión añadida a enfrentamiento entre dos de los candidatos al ascenso. Porque a estas alturas de temporada, cuando poco a poco se atisba el ecuador del torneo, hay equipos que por condiciones técnicas y confianza van a disputarse las primeras plazas. Ya habrá tiempo para conformarse con la pedrea del playoff. Hoy todos los buenos piensan en evitarse trastornos y subir directo y para lograrlo hay que sacar adelante partidos como el de esta tarde.

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Las intenciones de uno y otro equipo son claras: los locales buscan seguir su racha de seis victorias seguidas y diez partidos sin perder para encaramarse a la zona de ascenso directo, de las que están a un punto, y recortar los tres de diferencia que tiene con su rival y líder de la clasificación. La intención del Mallorca es aumentar esa distancia, seguir en la racha de partidos sin perder que dura ya desde la segunda jornada y matener más vivo que nunca el pulso con el Espanyol, el propio Almería y los recién llegados Leganés y Sporting. Es un carro de lujo la zona alta de la clasificación, que está plagada de ilustres cuyo espacio en Segunda les supone un perjuicio en lo económico y en lo deportivo.

Los dos entrenadores tienen previsto llevar acabo cambios en ambos equipos, aunque tal vez el más convservador será José Gomés. Jugó el lunes en Oviedo y si bien el tiempo obliga a variar el plan, también es cierto que siempre cuesta cambiar cuando las cosas van bien. García Plaza no dudará en hacer cambios porque no le suele temblar la mano a la hora de introducir novedades y liberar las piernas de los jugadores. La paciencia ha sido clave en los almerienses, un equipo que ha pasado de las críticas a los halagos como consecuencia de una racha basada en la solidez defensiva —en cuatro de los últimos nueve partidos no ha encajado— y en la efectividad en ataque. El Mallorca es una muralla atrás y tiene una segunda línea que exhibe un acierto difícil de igualar. Es un duelo enorme y de pronóstico incierto.