Dani Rodríguez, jugador del Mallorca, avanza entre Coquelin y Cheryshev durante el último partido del conjunto balear en el estadio de Son Moix. | M.A.Borràs

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La carrera por la permanencia se reanuda este sábado en Son Moix. El estadio del Camí dels Reis, refugio y único caladero del Real Mallorca, abraza otro de esos cruces que se intuyen fundamentales en la puja para evitar el sótano de la clasificación. Fuera de la zona roja aunque advertido por las duras señales que recibió hace seis días en Anoeta, el equipo que dirige Vicente Moreno recibe en el salón de su casa a un Valladolid situado un puesto y cuatro puntos por encima que lleva casi tres meses sin festejar ningún triunfo en el campeonato y que la última vez que lo hizo fue, precisamente, a su cuenta (Movistar LaLiga, 18.30 horas).

Con las persianas del mercado bajadas y las puertas del vestuario cerradas hasta fin de curso, el Mallorca quiere volver a esa carretera que asfaltó hace ahora dos semanas a costa del Valencia. Fue ahí donde el equipo ofreció la mejor versión de la campaña y donde recargó las baterías de la autoestima gracias a ejercicio futbolístico brillante. Unos destellos que se apagaron de golpe nada más subir a un avión. Primero en la Copa del Rey, donde la segunda unidad de la plantilla se derritió en las manos del Zaragoza, y unos días después en la Liga, con un medio tiempo horrible contra la Real Sociedad que le impedía aprovechar los deslices del resto de inquilinos de la parte baja y alejarse de un agujero que ahora mismo tiene justo a la espalda.

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A la espera de que Vicente Moreno defina su propuesta, todo apunta a que el técnico de Massanassa insistirá en el bloque de ese último encuentro en Palma para buscar una victoria que le garantizaría mantenerse fuera del pantano al margen de otros resultados. Lo hará si recupera del todo a Salva Sevilla, ausente en Donosti por un proceso gripal con fiebre que ha ido dejando atrás durante la semana. El que parece tenerlo un poco más complicado es el segundo refuerzo invernal, Leonardo Koutris, que lleva solo unos días metido en la dinámica del grupo.

El Valladolid, incapaz de sumar tres puntos de una tacada desde el 3 de noviembre, ha viajado a la capital balear con las bajas de Nacho, Joaquín y José Antonio Caro, y sin Hatem Ben Arfa, su refuerzo estrella en esta ventana de invierno, que solamente ha podido realizar tres sesiones de entrenamiento. Sergio González, su entrenador, no daba muchas pistas acerca de si volvería a recuperar el sistema habitual (4-4-2), o la defensa de cinco hombres que ha planteado ya en varios encuentros. En el caso de apostar por esa fórmula, Antoñito jugaría por la derecha y Nacho o Raúl Carnero por la izquierda. La presión de enganchar nueve jornadas sin ganar supone toda una losa para los pucelanos.