Martin Valjent y Antonio Raíllo, defensas del Real Mallorca, en la ciudad deportiva Antonio Asensio. | MIQUEL A.CAÑELLAS

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El pasillo que da acceso a la portería del Mallorca vuelve a estar tabicado. Alertado por un inicio de temporada marcado por las turbulencias, el equipo de Vicente Moreno se ha ido acercando a la estabilidad desde su propia defensa y siguiendo las huellas que dejó hace no mucho por la escalera que conduce a la Primera División. Los bermellones, con el fango hasta las rodillas hasta hace unas semanas, han levantado la cabeza con dos victorias, la última de ellas ante el Real Madrid, en las que ni siquiera han tenido que recoger un balón de entre las redes. Un sistema de seguridad que mantiene la esencia de la campaña anterior y del que sobresalen en su franja central Martin Valjent y Antonio Raíllo. Todo un seguro de vida en Segunda que, nueve jornadas después, también empieza a ganar consistencia y color entre los grandes.

«Defender y atacar depende de todos», asevera Antonio Raíllo, junto a Lago Junior, el jugador que más años suma en el vestuario. «Cuando el equipo se repliega y los de delante corren, luchan y trabajan, los delanteros rivales te llegan en peores condiciones y a nosotros nos facilita el trabajo. Cuando no encajas se habla muy bien de los centrales y del portero, pero esto es juego de equipo», recuerda mientras Valjent asiente. «Tenemos que hacer un poco más para mantener esa buena línea en defensa, pero sí, es un trabajo colectivo», añade el internacional eslovaco, por el que el Mallorca apostó decididamente tras el ascenso después de una satisfactoria cesión por parte del Chievo Verona.

Lo cierto es que Valjent y Raíllo mantienen una gran sintonía sobre el tapete. Fue la pareja de centrales más utilizada por Moreno en la categoría de plata y las tres ocasiones en las que el Mallorca ha dejado la portería a cero desde el pasado mes de agosto -Athletic, Espanyol y Real Madrid- ha sido con ellos taponando la carretera hacia Manolo Reina. «Tenemos características parecidas y un estilo de juego similar. Y personalmente nos entendemos muy bien. Ya sé algunas palabras en andaluz. Es un poco complicado entender otras, pero voy mejorando», bromea Valjent. «Es verdad, en la pretemporada llamaba a Lumor diciéndole illo», confirma Raíllo entre carcajadas. «Somos muy parecidos. Nos gusta jugar con espacios a la espalda y adelantar la línea porque no tenemos problemas para correr atrás. Somos muy pesados defendiendo (risas). Nos gusta el contacto, el cuerpo a cuerpo. Martin es un jugador muy completo que también tiene muy buenas condiciones para sacar el balón desde atrás. Es rápido, fuerte, va bien por alto...», explica luego el cordobés sobre su socio. «Antonio tiene mucha personalidad y se nota cuando está en el campo. Con el balón y sin balón, hablando con los otros jugadores y el árbitro… Es muy importante para el equipo y para el vestuario», reconoce Valjent.

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De todas formas, si hay algo que incomode a Raíllo y Valjent es que el mérito del buen trabajo defensivo recaiga únicamente sobre sus hombros. «Es un trabajo de los 26 que estamos aquí y de todos los técnicos», se apresura a destacar el eslovaco. «Lo del fin de semana es solo un resultado que se trabaja aquí durante el resto de días de la semana. Xisco (Campos) es nuestro capitán y ejemplo y a Sedlar por mala suerte aún no lo hemos podido ver, pero tiene muy buenas condiciones. Hemos creado un pequeño equipo dentro del equipo. Estamos para ayudarnos y mejorar todos juntos», subraya. Una visión que comparte Raíllo: «Lumor cuando ha jugado ha cumplido, Xisco lo ha hecho espectacular, Fran (Gámez) ahora está a un nivel increíble… Todo el mundo espera su momento y lo aprovecha. Eso hace que el que juega no se duerma y, de paso, mejore. La competencia es muy sana y todo el mundo aprieta. Cuando ves a un compañero como Xisco Campos, con la edad que tiene y partiéndose el primero la cara en el campo, todo el mundo tiene que seguirlo», afirma.

Otra de las cosas en las que coinciden Valjent y Raíllo es en lo que está condicionando el VAR su juego. «Somos jugadores de contacto y ahora hay que tener cuidado con todo. A veces es mejor no tocar al jugador o buscar otra forma de defender. Con el VAR y sabiendo que somos un equipo humilde, lo pitan o revisan todo. Tienes que cambiar algo», argumenta el eslovaco. «En las jugadas a balón parado es donde más nos ha condicionado», abunda Raíllo. «Cuando marcas a alguien no puedes hacerlo con la mirada. El VAR ayuda, pero al final es una cámara que no mide ni la fuerza ni la intensidad con la que se coge, se empuja o se agarra. Un estirón de camiseta puede parecer muy exagerado, pero a lo mejor la fuerza es mínima. Hay que saber utilizarlo a tu favor».

El último punto de unión entre los dos centrales se da al señalar al jugador que más problemas les ha creado hasta el momento. «Benzema», responden los dos. «Lo hacía todo bien. Nos vino bien que el Madrid jugara con dos delanteros porque podíamos fijar a uno, pero si a él le das un respiro te mata».