Pep Lluís Martí, capitán del Real Mallorca.

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A sus 39 años, se ha convertido en el líder a pie de campo de esa revolución que ha promovido últimamente el Mallorca para no ser arrastrado hacia el vacío. Pep Lluís Martí Soler (Palma, 1975) vuelve a rebosar optimismo. Después de una temporada llena de sombras en la que ha convivido con una de las peores lesiones de su carrera, el capitán llega pletórico a los postres del campeonato y está convencido de que el equipo acabará enganchado a la permanencia. Agradece el latido de la afición, aparta el caos institucional del catálogo de excusas y defiende el papel de los veteranos dentro de la caseta. También recuerda que su deseo es seguir jugando más allá del 30 de junio. Otra cosa es dónde lo haga.


—A la permanencia le falta el broche, pero al menos ahora parece que llueve menos.
—Parece que la cosa está mucho mejor. Sabemos que será difícil, pero la victoria del otro día y que se haya implicado a más equipos en la zona baja nos concede la gran ventaja de seguir dependiendo de nosotros.

—Ha disputado muchos grandes encuentros e incluso finales europeas. ¿Se parece eso en algo a lo que vivirán el sábado?
—Se trata de partidos con mucha tensión y mucha ansiedad. Hay que ser capaz de manejar los nervios, sobre todo durante la semana porque una vez que empieza el partido te quitas la tensión con el propio trabajo. Con la ansiedad convives los días previos y es un agotamiento más. Es más difícil dormir y sabes que estás ante la última bala, pero también hay esperanza porque cada vez estamos haciendo las cosas mejor y el equipo últimamente compite bien.

—¿Es el partido más especial que le ha tocado jugar hasta ahora con el Mallorca?
—Es uno de los que más carga emocional tiene, evidentemente. Ya el año pasado tuvimos una mala experiencia en la última jornada, pero sí es cierto que la situación tan difícil que vive la entidad, a nivel económico o institucional, también hace que sea un partido diferente. Todos nos sentimos responsables de haber tenido un objetivo principal por el que hemos sido incapaces de luchar.

—En la primera vuelta el Córdoba fue muy superior durante muchos minutos. ¿Les preocupa la referencia?
—No creo que tenga nada que ver, y más cuando hablamos de la última jornada. Será todo distinto y poco importará lo que hayamos hecho hasta ahora. Es una final y todo el mundo tiene que dar el máximo. De todas formas sabemos que tendremos delante a un gran equipo que ha conseguido muy buenos resultados, aunque en su estadio le cuesta más y debemos aprovecharlo.

—Dicen las matemáticas que el Mallorca tiene un 86,42% de posibilidades de permanecer en Segunda. ¿Qué valor le concede?
—El mejor porcentaje del Mallorca es la victoria. A partir de ahí hay otras combinaciones en las que no debemos de fijarnos, por muy pendientes que estemos de otros resultados que a lo mejor luego nos sirven. Hoy por hoy la mentalidad del grupo, y así nos lo ha hecho saber el míster, es la de ir a por los tres puntos para no tener que mirar a otro sitio.

—¿Qué le ha pasado al Mallorca en las últimas jornadas?
—El equipo ha mejorado en cuanto a agresividad en el terreno de juego, a exigencia... Javi (Olaizola) nos ha quitado un peso de encima, pero a veces en el fútbol es complicado explicar ciertas cosas o entender por qué hemos llegado a esta situación. Y no hablo solo del cambio de los dos últimos partidos, sino de por qué el Mallorca, con la plantilla que tiene, no ha sido capaz de estar en los puestos de playoff en toda la temporada. No tiene explicación, o al menos yo no sé encontrarla. Pero ahora el grupo sabe que necesita agresividad y concentración y que si perdemos una mínima parte de eso no tenemos nada que hacer. Ésa es la única fórmula que nos vale.

—Parece entonces que la clave de la rehabilitación está más en esa la liberación que en otros elementos futbolísticos.
—Sí, sobre todo porque Olaizola es un ganador nato. He tenido la suerte de compartir vestuario con él y como jugador lo era más todavía. Nos ha transmitido eso, que somos los mejores y que tenemos que esforzamos al ciento veinte por ciento para evitar ese nerviosismo que el equipo se ha echado a la espalda desde principio de liga.

—Pese a esa falta de lógica con respecto a lo que ha pasado, ¿cómo repartiría la responsabilidad?
—Esto es un equipo y esa palabra lo engloba todo. El culpable o el que no ha sido capaz de sacar este reto adelante es el club, aunque los actores principales somos los futbolistas y nos sentimos responsables de ello porque no hemos dado a tiempo el paso que debíamos dar.

—En el caso de los veteranos, han ganado en importancia y que el equipo lo ha agradecido.
—No achaco la mejoría del equipo a que los veteranos hayan salido al campo. En nuestro lugar podían haber jugado otros compañeros que lo hubieran hecho igual de bien. Si es cierto que la experiencia en este tipo de partidos es importante a la hora de transmitir cosas, para que nadie baje los brazos o para que los nervios no lleguen a las piernas. No obstante, toda la temporada hemos estado en la misma situación, en disposición de ayudar y haciendo lo que se nos pedía. Ahora podemos colaborar más activamente y si eso sirve para que el Mallorca se mantenga, muchísimo mejor.

—Una de las críticas más repetidas este año apuntaba a que el club no había reformado lo suficiente la plantilla al mantener a jugadores como usted, Aouate o Nunes.
—Todas las opiniones son respetables, pero los que toman las decisiones son los que trabajan en el mundo del fútbol y si lo hacen es porque creen que es lo mejor para el grupo. Para mí lo más importante después de haber descendido era continuar, fuera como fuera, para devolver al club al lugar que merece por sentirme responsable de lo que pasó. Para mí, tanto Dudu como Nunes son dos piezas fundamentales en el vestuario a la hora de ayudar a los compañeros y al gestionar un grupo. Es faceta, oscura y que no se ve, se valora mucho por el resto de compañeros y así nos lo hacen saber.

—Desde que salió de la lesión no había sido titular y en dos partidos se ha destapado como el gran referente del equipo.
—La verdad es que me he encontrado muy bien gracias al trabajo del equipo y sobre todo a la confianza que uno tiene en sí mismo o la que recibe del cuerpo técnico en este tramo final. Intento aportar lo que tengo y me siento perfectamente. También es verdad que sufrí una lesión importante, la primera de mi carrera, y eso ha hecho que no tuviera tantos minutos como en otras temporadas. A la larga me ha venido esta oportunidad para no sufrir tanto desde fuera, que es lo peor.

—¿Esa lesión le hizo temer en algún momento por su carrera?
—Sabía que iba a contar con la posibilidad de recuperarme y que tendría cuatro o cinco meses para volver a competir. Era una lesión compleja y por lo menos evité el quirófano, que era primordial. Me recuperé antes de lo que habíamos previsto y si después no he tenido minutos ha sido porque otros compañeros tenían más ritmo de competición. No me planteé nunca que fuera mi final como futbolista, sino que intentaba aportar lo que podía, aunque fuera solo trabajando dentro del grupo.

—Por lo que se ve, está más que preparado para seguir jugando más allá del 30 de junio.
—Ahora mismo, más que en si voy a seguir jugando, pienso en que el Mallorca el domingo siga en Segunda y que nos planteemos un nuevo proyecto para la temporada que viene. A partir de ahí, ya decidiré. Tengo la ilusión de seguir jugando y si no es aquí, porque no puede ser y porque la competencia es muy alta, espero hacerlo en otro sitio. Ilusión no me falta y en los últimos partidos me he encontrado muy bien.

—O sea, que hay Martí para rato.
—En principio esa es la idea. Pero no es lo único que pienso, sino en que también haya opciones para continuar. Con la competencia que hay hoy en día en el mundo del fútbol tampoco será sencillo.

—¿Su futuro en el club dependerá de lo que pase el sábado?
No sé si mi futuro como profesional, pero sí mi futuro como mallorquinista. A todos nos toca el corazón nuestro club de siempre y no sería lo mismo no llegar al objetivo, aunque no me lo plantee. Lo único que tengo en la cabeza es ganar y que el próximo año el Mallorca tenga un nuevo reto: volver a Primera.

—Olaizola llegó como una solución de emergencia, ¿lo ve listo para iniciar un proyecto de cero?
—Es y será un gran entrenador, no tengo dudas. Lo ha demostrado con su forma de transmitir en una situación tan complicada, en la que hacía falta mucho esfuerzo y motivación. Además, en cuanto a los trabajos técnico-tácticos que estamos realizando está más que preparado. Es uno de los futuros grandes entrenadores que habrá en España. No sé si será en el Mallorca, pero siente los colores como cuando jugaba.

—¿No les cansa que no cese el caos institucional?
—No es un tema agradable, pero tampoco podemos vender lo que no es. No puede servir de excusa para nuestro rendimiento. Estamos cansados de leer lo que pasa o de atender a situaciones inverosímiles que jamás se han visto en el fútbol y no podemos negarlo, pero tenemos todos los medios para dedicarnos por completo a nuestro trabajo y siempre hemos cobrado antes de vencer el mes.

—La afición, que también parece cansada, ha vuelto a responder a pesar de todo.
—Su desilusión y descontento son los que tenemos todos. Su rabia y su impotencia las siente también la plantilla, que ve que las cosas no salen como quieren y como deben. Hay que darle las gracias y a partir de ahí, espero que sigan creyendo porque lo daremos todo y traeremos la victoria para que el año que viene sea todo diferente y podamos soñar juntos con algo más bonito.