Lluís Carreras, en una imagen de archivo. | Jaume Morey

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Lluís Carreras (Sant Pol de Mar, Barcelona, 1972) dejará de ser hoy entrenador del Mallorca. El consejo de administración del club balear se reunirá esta mañana de urgencia para destituir al técnico catalán, que se desligará del equipo tras doce partidos de travesía en los que no ha podido enderezar el rumbo de una plantilla que solo mira hacia abajo. La convocatoria de la reunión, solicitada por varios miembros del órgano de poder de la entidad y el propio Toni Prats, director deportivo del club, se escenificará desde las 10.00 horas en las tripas de Son Moix y además de significar el tercer cambio de rumbo de la temporada supondrá la última llamada de auxilio de un conjunto en llamas que tiene tres jornadas por delante para evitar su caída al pozo de la Segunda B y defender su futuro. En principio, Serra Ferrer va a ofrecerle hoy mismo los mandos de la plantilla a Pep Alomar y Javier Olaizola, que debutarán el próximo domingo en Montilivi contra el Girona para tratar de acabar de reflotar después la nave a costa de Las Palmas y Córdoba.

82 días después de subirse a «un tren en marcha», Carreras va a padecer en primera persona el enésimo descarrilamiento del Mallorca. Tras una docena de partidos sobre el puente de mando en los que el equipo ha pasado de pujar por el ascenso a batallar por seguir respirando, el entrenador catalán engordará hoy la lista de víctimas de Serra Ferrer, que en menos de cuatro años ya ha engullido una pila de entrenadores entre la primera plantilla y el filial (Laudrup, Nadal, Caparrós, Manzano, Oltra, Bauzá, Engonga, Soler). En este caso, se trata de una medida a la desesperada, de recurrir a una vía extrema que en otras ocasiones ha dado buenos resultados y de la que depende ahora el porvenir de toda la entidad. «Su fichaje es una apuesta irreversible, sin margen de error», aseguraba el presidente mallorquinista, Gabriel Cerdà, durante la presentación de Carreras a finales de febrero. Pero por lo visto, se impone una nueva rectificación. Y esta ya es a vida o muerte.

Pese a que ni siquiera alcanzará los cien días de trabajo a los mandos de la plantilla, Carreras llevaba mucho tiempo caminando sobre el alambre. Una vez recogido el hilo que soltó Oltra tras el esperpéntico capítulo de su destitución o el de la confirmación del relevo, el exfutbolista bermellón se encontró con un estreno particularmente accidentado ante el Barcelona B y emitió luego leves señales de vida con un ramillete de partidos para la esperanza. Parecía que había luz.

Problemas

Sin embargo, todo empezó a torcerse al llegar abril, justo un mes después de su aterrizaje. El paso del Mallorca por Lugo supuso el principio del fin para su entrenador, que decidió lanzarle un pulso a sus futbolistas tras ensamblar tres dolorosas derrotas que apagaban la llama del playoff. Harto de lo que veía cada domingo sobre el tapete, Carreras se inmoló el 22 de abril. Durante un entrenamiento rutinario encaminado a preparar la visita a Mendizorroza, el técnico suspendió la sesión al apreciar falta de intensidad en el trabajo de los jugadores. La plantilla, ya en el centro de la diana, se rebeló ante la medida y aunque desde entonces no han vuelto a sucederse los reproches en público, la relación ha ido apagándose.

Carreras, además, ha mantenido una línea muy concreta y había alejado de sus apuestas a los jugadores más veteranos del grupo como Aouate, Miguel García, Martí, o Nunes, que no ha jugado ni un minuto a sus órdenes.