El máximo accionista del Mallorca, Llorenç Serra Ferrer, durante una reciente rueda de prensa. | Teresa Ayuga

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Llorenç Serra Ferrer y Gabriel Cerdà pusieron freno anoche a la due diligence que estaba realizando la empresa PWC para analizar la gestión del Real Mallorca SAD. La propuesta del máximo accionista contaba así con el apoyo del presidente -determinante a la hora de inclinar cualquier decisión importante que se tome en el club- y aparcaba cualquier movimiento en ese sentido con la intención de que sea otra firma auditora independiente la que se haga cargo de la misma a partir de ahora. A su vez, el órgano de gobierno la entidad, reunido durante algo más de seis horas en las oficinas de Son Moix, acordó concederle el poder ejecutivo al propio consejo tras la dimisión como apoderado de Tolo Martorell y deberá reunirse semanalmente para desarrollar un nuevo y, de momento, experimental modelo de gestión.

PASO ATRÁS

Cerdà respalda a Serra Ferrer en el tema de la 'due diligence'

El presidente Cerdà, que había convocado al consejo a petición de Serra para que se revocara el encargo realizado a la empresa PWC, permitió con sus votos que se acabaran imponiendo los deseos del máximo accionista, recogidos en el cuarto punto del orden del día. El propio Serra basaba su reclamación en el hecho de que la firma escogida inicialmente había trabajado con Utz Claassen en la interposición de la demanda de acción social contra él mismo y el expresidente Jaume Cladera. En principio, será otra firma auditora la que lleve a cabo a partir de ahora la due diligence del club y la que determine el estado de su gestión.

NUEVO MODELO

Dimite el apoderado Martorell y se marca un camino alternativo

Además de abordar la reciente renuncia de Michael Blum al cargo de apoderado mancomunado, el consejo aceptó la dimisión del otro apoderado de la entidad, Tolo Martorell, y tras revocar sus poderes determinó que a partir de este instante será el propio consejo el que se haga cargo de la gestión del club y el que tome todas las decisiones. Por ese motivo, el órgano directivo del Mallorca deberá reunirse semanalmente, ya que deberá aprobar cualquier movimiento que se produzca, ya sea económico o deportivo. Se impone así una nueva fórmula de gestión que, tal y como apuntó el propio Claassen a su salida de la reunión, fue aprobado por una «amplia mayoría». Después de meses de batallas personales está por ver cómo funciona ahora esta innovadora receta que, en el caso de atascarse, podría bloquear las arterias de la entidad.

SUSTITUCIONES

Blum sigue como director general y entra como consejero

El noveno punto del orden del día del encuentro del consejo debía valorar el posible cese de Michael Blum en su cargo de director general, que finalmente no salió adelante. Blum, además, entra a formar parte del consejo para ocupar el hueco que había dejado Pep Roig tras su dimisión irrevocable. El alemán accede al órgano de poder como representante de la empresa Soccer Yaya y empezó a ejercer como tal ayer mismo, ya que se incorporó a la reunión a partir del segundo de los puntos a debatir.