Alfaro, en un partido de esta temporada. | Jaume Morey

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Eibar 0 - 1 Mallorca

Eibar: Xabi Iruretagoiena; Lillo, Añibarro, Albentosa, Yuri; Errasti, Dani García (Diego Rivas, m. 61); Eizmendi (Urko Vera, m. 61), Arruabarrena (Jota Peleteiro, m.69), Gilvan Gomes; y Morales.

Mallorca: Mino; Ximo, Nunes, Geromil, Kevin; Thomas, D. Bigas; Nsue, Alfaro (Víctor Casadesús, m. 85), Alex Moreno (Antonio López, m. 90); y Geijo (Gerard, m. 77).

Gol: 0-1. M. 61. Alfaro.

Arbitro: Mario Melero López, del colegio andaluz. Amonestó a los locales Dani García, Albentosa; y a los visitantes Geijo y Thomas.

Exprimiendo el sudor, aderezados con algunas gotas de buen fútbol y agarrado a su solidez defensiva, en especial de su pareja Nunes-Geromel, el Mallorca capturó una victoria de esas que la historia otorga un valor añadido. El grupo balear derribó varios mitos en una sola tarde. Fue capaz de alzar los brazos ante un equipo de la zona alta, de frenar a un Eibar al alza y de conquistar Ipurua, uno de esos escenarios que suelen atragantar al visitante. Oltra se la jugó con una alineación revolucionaria y le salió cara. El triunfo impulsa a los bermellones en la tabla y llena el depósito anímico de una plantilla y un entrenador aplastados durante la semana bajo los escombros institucionales. Aunque esta vez también dejó vivo a su enemigo, que rozó el empate en los estertores de la cita, el equipo isleño regresa de la batalla con la armadura casi intacta. Y eso, tratándose de Ipurua, no es sencillo. (0-1).

Oltra se lío la manta a la cabeza para diseñar un once revolucionario. Retiró de la pizarra a sus dos principales artilleros, Víctor y Gerard, para apostar por el poderío aéreo de Geijo, escoltado por Alfaro. También varió el dibujo al adelantar unos metros a Bigas, que se posicionó como único pivote, y fijar a Nunes-Geromel en los centrales. El retoque se completó con la inclusión de Thomas en la línea de cuatro medios que completaron Nsue y Alex Moreno por las orillas. El arranque del experimento no aportó demasiado. Quizás más músculo en un escenario propicio para el fútbol de piedra y presión.

El primer acto resultó una radiografía perfecta de la categoría. De la Segunda de toda la vida. Aunque el Eibar ya no es aquel grupo rocoso y pétreo, lleva impregnado en su ADN el balompié etrusco de sus antepasados. El Mallorca, que acumulaba más de tres lustros sin visitar a los armeros, se puso el disfraz de leñador. Lento en la circulación, lo rifó todo a la habilidad de Geijo, un islote arriba, para bajar el melón que le enviaban sus compañeros de zaga.

El Eibar sólo apretó por su banda izquierda. Entre Yuri y Gilvan martilleron a Ximo, que no tuvo la solidaridad de Nsue en este tramo de partido. Más allá de esos centros y de algún error en la salida de balón de Geromel, el Mallorca tampoco pasó agobios. De hecho, las ocasiones más claras del primer período llevaron su firma. Con Thomas al mando de todas las operaciones, el grupo balear pudo noquear a su rival en el ecuador si Alfaro no hubiera fallado en un control cuando ya encaraba a Irureta.

El descanso alteró los biorritmos isleños y la escuadra de Oltra pisó Ipurua con más ambición, oficio y claridad. Con Bigas sacando la escoba para barrer todos los balones, Thomas repartiendo las cartas y Nsue y Alex abriendo el campo, pronto encontró resquicios para penetrar en la zaga eibarresa. Paradójicamente, los locales dispusieron de la ocasión inicial del segundo acto, un chut seco de Morales que Miño envió a la esquina. Pero el Mallorca se sacudió el frío con una doble oportunidad. Alex Moreno aprovechó la pasividad de la zaga para penetrar hasta la cocina y soltar un latigazo que murió en el guante de Irureta. El centro chut posterior de Thomas acabó con un mal despeje del meta, que le entregó el balón a la cabeza de Alfaro. A bocajarro, el onubense echó a la publicidad la mejor ocasión de la tarde. Dos minutos después, no falló. Ximo retrató a Yuri en carrera y puso un centro de oro que Alfaro cabeceó ajustado al palo para quitarse la espina del error anterior y hacer saltar a Oltra del banquillo.

De ahí al final, el Mallorca pudo sentenciar en alguna contra, pero no lo hizo y recurrió a la solidez de los centrales, Nunes y Geromel, y a la solidaridad de todo el equipo –Antonio López reapareció en los últimos minutos– para abrochar un triunfo de prestigio en esta categoría.