José Luis Oltra, ante el banquillo del Heliodoro Rodríguez López en los minutos previos al partido del pasado domingo. | Ayoze Santana

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Poco a poco, parece que José Luis Oltra va despejando el camino. Tras nueve jornadas de rodaje entre socavones el Mallorca avanza a un ritmo muy lento entre la tormenta y su juego, todavía lleno de sombras y agujeros, no convence a casi nadie. Sin embargo, el equipo ya tiene a tiro de piedra los puestos de playoff, ha impuesto sus credenciales en los dos últimos desplazamientos y de no ser por su escandalosa caída ante el Zaragoza habría bordado una hilera de resultados a la altura de sus expectativas.

Pese a su déficit futbolístico y a esa carga de fortuna que acumuló durante los noventa minutos, el cuadro balear dio una zancada decisiva sobre la alfombra del Heliodoro Rodríguez López. Y lo hizo después de que el técnico le aplicara otra capa de cemento a una alineación que empieza a solidificarse tras el carrusel de pruebas que promovió Oltra durante el prólogo del campeonato. El grupo precisa ahora una serie de correcciones y limar muchas de las aristas que proyecta, pero el valenciano parece haber dado con la tecla. O al menos, tiene ya un molde sobre el que recostarse.

Único cambio
Solo la irrupción de Bigas en Tenerife (ocupó el puesto de Agus en el centro de la defensa) ha alterado una alineación que el propio Oltra ha clonado desde la visita al Mini Estadi, donde el Mallorca superó por la mínima al filial del Barça para agarrar su primer triunfo como foráneo. Desde entonces, el aspecto del equipo solo varía para adaptarse a las características del duelo.

A excepción de esa única permuta que trazó en Santa Cruz, el equipo balear ha ido actualizando su cuenta corriente con Miguel García y Ximo en las orillas y Nunes en el eje para componer la escolta de Rubén Miño. Por delante, Thomas e Iñigo moviendo los hilos, Alfaro y Nsue tratando de abrirse paso por los costados, Víctor en la segunda punta y Gerard concretando.

Curiosamente, José Luis Oltra encontró esa horma por culpa de las molestias que sufría Bigas antes de viajar a Barcelona. El canterano, llamado ese día a ocupar la sala de máquinas, se resintió en pleno calentamiento y el técnico tuvo que revolver el once dándole entrada a Miguel García, centrando a Iñigo y adelantando a Nsue, que ese día iba a situarse en el lateral derecho de la zaga.

Con la estructura a punto Oltra ha avanzado un tramo notable, pero aún le queda una montaña de trabajo a las puertas del vestuario. Principalmente, porque el calendario no va a ofrecerle tregua y porque desde la línea del centro del campo hacia adelante todavía hay futbolistas que están muy alejados de su nivel más óptimo de forma, como Iñigo Pérez, Emilio Nsue o Alejandro Alfaro.