Los jugadores del Mallorca lamentan un gol del Sabadell.

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Sabadell 4 - 0 Mallorca

Sabadell: De Navas; Cristian, Kiko Olivas, Carlos Hernández, Javi Barral; Llorente, Longás (Joan, min.80), Moha (Toni Lao, min.20); Collantes, Sotan Tanabe (Gato, min.69) y Aníbal.

Mallorca: Aouate; Ximo, Agus (Gerard, min.49), Nunes, Bigas; Nsue, Thomas, Martí (Alex Moreno, min.73), Aki (Pereira, min.49); Alfaro y Víctor.

Goles: 1-0: Cristian, min.21. 2-0: Carlos Hernández, min.27. 3-0: Cristian, min.68. 4-0: Anibal, min.73.

Árbitro: Jaime Latre (Comité aragonés). Ha amonestado a los locales Cristian, Javi Barral, Carlos Hernández y Joan, y a los visitantes Aki, Agus, Nunes y Bigas.

Solo unas horas después de volver al barro, el Mallorca ya sabe lo que le espera. La Segunda División, ese torneo áspero e interminable del que en Son Moix apenas se guardaban recuerdos, le dio la bienvenida al club con una sangrienta emboscada. El equipo de Oltra, convertido por la propia categoría en uno de los teóricos aspirantes, expuso sus primeras miserias en la Nova Creu Alta y se adentra en el campeonato con el cuerpo amoratado, lleno de llagas. El Sabadell maltrató a una formación liviana y sin capacidad pulmonar, que empieza a comprender que el camino de vuelta está plagado de minas. Si alguien creía que la ‘operación retorno’ iba a ser un paseo militar ya puede ir cambiando la perspectiva (4-0).


Apoyado en sus galones, el Mallorca levantó la persiana con su rostro más agresivo. En apenas treinta segundos, advirtió al Sabadell con una internada de Aki y convirtió los primeros veinte minutos en algo parecido a un monólogo. Vertical y punzante por los costados, el conjunto de José Luis Oltra arrinconó de salida al equipo local y se puso a producir. Lo suficiente como para marcar el terreno, de hecho. Sin embargo, ninguna de sus llegadas ofrecía la consistencia necesaria.
Con el paso de los minutos el Mallorca siguió ensanchando el tapete, sobre todo por el carril derecho. Ximo tenía sometido a Barral y todas sus proyecciones levantaban una polvareda en los alrededores de la puerta arlequinada. Primero, con un disparo que se escapó a unos pocos centímetros del palo derecho. Y luego, con otra estirada que acabó regresando a su orilla como un boomerang. El lateral forzaba a exhibirse a De Navas con un cabezazo envenenado. Mientras tanto, los locales seguían sin expresarse más allá de la frontera del medio campo. Solo un tímido tiro de Moha y otro misil mal dirigido de Longás delataban algo de vida en los catalanes. La escuadra balear tenía el partido donde quería.

Curiosamente, una lesión le dio la vuelta al calcetín. Moha se retiraba del campo lastimado y Salamero, desde la grada, adelantaba la posición de Cristian. El cambio debió pillar descolocada a la defensa del Mallorca, que un minuto después ya había recibido el primer bofetón. Barral, hasta entonces desorientado, apuraba la banda izquierda del ataque local y servía un balón al área que Cristian empujaba a la red en el segundo palo. Solo. Sin una sola barrera de por medio (minuto 20). El tanto suavizó los nervios del Sabadell y cegó al Mallorca, que comenzó a desintegrarse. Después de acumular varias llegadas sin premio (tres de ellas abortadas por el árbitro), los de Oltra se desplazaban con el viento en contra.
El paisaje se oscureció del todo en un saque de esquina trazado por Collantes. Bigas perdía la referencia de Carlos Hernández y el defensa local, también al segundo palo, le sacaba los colores a Aouate con un cabezazo que tendría un efecto demoledor.

En un par de embestidas, el Sabadell había herido de gravedad a un Mallorca que por entonces ya andaba en caída libre (minuto 26). Lejos de mejorar, con el segundo tiempo llegó la debacle definitiva. Oltra rotó sus peones en busca de la salida del laberinto. Sin embargo, el Sabadell no permitió que el Mallorca se levantara y lo arrojó con violencia al barranco. Cristian, tras un taconazo sublime de Tanabe, y Aníbal, en otra jugada a balón parado, desnudaban al cuadro isleño y lo dejaban temblando.
En pleno festival arlequinado, el Mallorca luchó por edulcorar el marcador, pero se estampó contra la fortuna y los palos. Esto solo acaba de empezar. Pero de momento, la pesadilla continúa.