TW
1

En tiempos de guerra, el Mallorca busca aliados en la trinchera. Consciente de que solo una triple carambola le permitirá seguir contemplando las mejores vistas del fútbol español, el conjunto balear espera recibir este fin de semana el empujón de un puñado de viejos amigos. Es el caso del Chory Castro, Sergio Tejera o Mario Suárez, que sin quererlo van a verse involucrados en una de las batallas más sangrientas a las que ha asistido la Liga en los últimos tiempos.

Al margen de lo que ocurra sobre la arena de Son Moix, el Mallorca también pondrá en juego su futuro en el domicilio de sus otros tres compañeros de viaje por las cloacas. Y el mayor cable de todos debería llegarle desde Riazor, donde se hace imprescindible el triunfo de la Real Sociedad para que la llama de la permanencia continúe encendida hasta el cierre de la jornada. Allí, entre el ejército txuriurdin , destaca la presencia de Gonzalo Castro. El uruguayo, que disfruta en San Sebastián de su primera temporada en Europa con una camiseta distinta a la del Mallorca, quiere hacer historia sellando el pasaporte realista para la Liga de Campeones y, de paso, tenderle la mano al club en el que pasó cinco temporadas. El Chory , que en las últimas horas ha aprovechado la plataforma de las redes sociales para lanzarle un mensaje de ánimo a Tomer Hemed por su lesión, recordaba ayer que las posibilidades de su equipo se han complicado, pero invitaba a la afición donostiarra a seguir soñando con una victoria ante el Deportivo que les catapulte otra vez a la cuarta plaza. Por supuesto, también se ha comprometido a subir de marcha para ayudar al conjunto bermellón en la medida de sus posibilidades.

No muy lejos de A Coruña se escenificará otra parte del drama. En Balaídos, un Celta revitalizado pondrá a prueba sus nervios frente a un Espanyol libre de cargas y preocupaciones. Los pericos , fondeados a mucha distancia de las aguas bravas de la clasificación, solo pueden pelear por asomarse a la mitad superior del campeonato. Sin embargo, prometen batalla. En esa dirección el hombre del Mallorca es Sergio Tejera. Tras tres temporadas y media vestido de rojo abrió la puerta de salida el pasado verano, en el marco de la misma operación que trajo a la Isla a Javi Márquez. Conserva grandes amigos en Son Moix -mantiene una estrecha relación con Tomás Pina- y le ha garantizado a sus excompañeros que, en el caso de tener minutos en Vigo, hará todo lo posible por abortar la fiesta local.

Por último, el Mallorca confía en un nuevo servicio por parte de Mario Suárez, con el que ya coincidió el domingo en el Calderón. El de Alcobendas, que firmó dos buenos ejercicios en Palma, le guarda un enorme cariño al club y es un enamorado de la Isla, a la que sigue viajando habitualmente. Su concurso en Zaragoza también podría ser clave en esa obra de ingenería en la que se ha convertido la salvación.