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Sentado al fondo de la clasificación y con las peores vistas de la Liga, Manzano quiere mantener los ojos cerrados para que nadie interrumpa el sueño de la permanencia. Pegado a la línea que han ido marcando los futbolistas durante las últimas semanas, el entrenador del Mallorca se niega a desperdiciar las balas que aún le reserva el campeonato y aunque entiende que persigue una hazaña, anuncia también que dará guerra hasta el último segundo. «El estado anímico es una parte del juego y, desde ese punto de vista, tendremos que ir encaminados a salir al campo a ganar el partido. No nos queda otra. Es un encuentro determinante y hay que ir a por él», afirma el técnico de Bailén. «Ojalá los otros resultados nos favorezcan, pero hay que sacar el partido y seguir con esas pequeñas posibilidades que ahora mismo nos da la clasificación y que debemos apurar», dice en voz alta. Cuestionado sobre las razones en las que se basa el Mallorca a la hora de mantener la fe, Manzano fija la vista en el retrovisor y reconoce que el equipo arrastra el problema desde hace ya demasiado tiempo. «Si miramos atrás deberíamos preguntarnos qué posibilidades había cuando cogí al equipo ante Osasuna y, contando el punto que logramos ese día, había sumado 7 puntos en 19 jornadas», reflexiona. «Es una realidad objetiva y, desde ese prisma, en aquella jornada había posibilidades, aunque se han ido reduciendo. Por números, sensaciones y antecedentes es muy complicado. Ahora bien, ¿por qué no puedo soñar con ganar lo que nos queda? Es un sueño y los sueños nunca se pueden dejar atrás. Es difícil, pero no imposible», matiza el andaluz.

Perfección

Manzano, que tampoco oculta que el Mallorca debe «hacer las cosas perfectas» y que aún así hay que ver qué hacen los otros rivales, focaliza la mayoría de los males rojillos en su propia área. «Somos un equipo con una vulnerabilidad a prueba de bombas y en algunos partidos con muy poco nos han hecho mucho daño», destaca. «Y eso en Primera se paga. Tenemos que aferrarnos a que nuestra portería, que es una de mis preocupaciones, pueda quedar a cero y confiar en que hagamos un gol. Pero no sabemos jugar en esa situación. Hay que esperar e intentar que el Betis y sus virtudes, que son muchas, no nos hagan daño en la primera ocasión que lleguen a puerta, como en Bilbao. Ellos vendrán a ganar pero debemos ser nosotros los que les sorprendamos, pero no podemos tirarnos a lo loco contra ellos porque tienen jugadores verticales y muy veloces. Hay que intentar que el partido no se desangre defensivamente en nuestra contra. Sería bastante perjudicial», remarca.

Con respecto a la temperatura que se vive en el vestuario mallorquinista, el técnico cree que «en situaciones como esta hay que pasar del plano general al individual», ya que «hay algunos jugadores a los que les afecta y no todos son iguales, ni tienen esa personalidad o el carácter para asumir una situación complicada. Hay de todo, pero si es cierto que la derrota en Bilbao dolió porque merecimos mejor suerte y no la tenemos. El equipo lo dejó todo en el campo y eso es lo que hay que hacer en lo que nos queda: morir sobre el césped. Haciéndolo podemos tener éxito. Sin hacerlo, va a ser muy difícil que consigamos algo».

Mientras Manzano y la plantilla luchan por mantener el pulso y la respiración, los primeros datos y nombres sobre un hipotético proyecto del club en Segunda ya han ido saliendo a la luz. Sin embargo, eso al técnico no le incomoda. «En el fútbol es normal y no hay que llevarse las manos a la cabeza. En mi carrera he visto de todo», apunta. «Y cuando llega una situación como la de Bilbao es normal que salgan estas cosas. A mi me afectan cero. Y también es verdad que algunas cosillas no son muy ciertas. ¿Qué voy a hacer? A mí personalmente en el club me han negado cualquier situación al respecto y tampoco he gastado mucha energía con el asunto. No me afecta ni me influye», comenta el preparador.