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El partido ante el Deportivo ha supuesto un buen puñado de daños colaterales deportivos, sociales y puede que hasta económicos. El masivo regalo de invitaciones por parte del club motivó que el estadio estuviera el pasado domingo a reventar y el campo no pudo asimilar el elevado número de seguidores que acudieron al choque. En total fueron 23.239 las personas que poblaron las gradas de Son Moix lo que motivó que muchas de las escaleras de acceso se convirtieran en improvisados asientos donde los seguidores vieron el partido. La capacidad del estadio, según la página web del club, es de 23.142 espectadores.

El hecho de que muchas invitaciones no tuvieran el asiento definido motivó que aparecieran problemas entre los socios, que veían cómo su butaca era ocupada por un seguidor con invitación, lo que aumentó la confusión y la incomodidad de unos y otros. Debido a este tipo de situaciones, muchos optaron por lo más fácil, sentarse en las escaleras y de esta forma evitarse problemas. Sin embargo, ahora el conflicto puede tenerlo el club balear, que se expone a que Antiviolencia aplique una sanción económica por no cumplir la reglamentación para la prevención de la violencia en los espectáculos deportivos. Este punto obliga a los clubes a acomodar a todos los aficionados «en localidades numeradas y de asiento». También se debe favorecer según esta reglamentación «controlar el aforo y el ritmo de acceso de espectadores por zonas». El Mallorca, según orden de la Liga de Fútbol Profesional (LFP) debe hacer llegar el informe general del encuentro especificando el número de entradas que emitió, el de socios que acudieron al campo, así como los pases e invitaciones que entregó.

Previsiblemente el coordinador de seguridad del encuentro informará de la situación que se produjo en Son Moix el pasado domingo y remitirá su escrito a Antiviolencia, que será finalmente la que propondrá o no una sanción para el Mallorca al entender que pudo producirse una situación irregular en el acomodo de los aficionados. También existe la posibilidad de que la Comisión Nacional entre de oficio en caso de haberse percatado de lo sucedido antes incluso de haber recibido el informe. Los acomodadores del club y seguridad privada se vieron desbordados ante la ‘invasión’ de seguidores no habituales que no sabían exactamente dónde situarse ni por dónde acceder a la tribuna.