José María 'Mami' Quevedo, segundo entrenador del Mallorca, se dirige a los futbolistas poco antes de una sesión de entrenamiento en la ciudad deportiva. | Redacción Digital

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Mientras la Liga se detiene, el Mallorca acelera. La plantilla bermellona ha vuelto esta semana a los boxes de Son Bibiloni para ponerse a punto pensando en las rampas más decisivas del campeonato y llenar el depósito con el combustible necesario de cara a extender sin problemas la batalla por la supervivencia. A falta de diez partidos y con el barro hasta las rodillas, no hay tiempo que perder. La permanencia y el futuro del club están en juego.

Despojado de sus cinco internacionales (Hemed, Aouate, Hutton, Giovani dos Santos y Nsue), el vestuario mallorquinista recorre una semana fundamental para mantener las buenas vibraciones y seguir recuperando terreno. En este caso, el paréntesis que se abre en la Liga para que los focos iluminen a las selecciones va a reducir el ritmo del equipo y amenaza con dejarle sin gas. Básicamente, porque va a interrumpir su mejor racha de juego y la serie de resultados más esperanzadora que ha cosido en el último medio año.

Asumido el contratiempo, el cuerpo técnico ha decidido volcarse en darle una nueva vuelta de tuerca a la preparación del grupo. Como viene siendo habitual en este tipo de interrupciones motivadas por el calendario FIFA, la mayoría de clubes utilizan las casi dos semanas de entrenamientos sin partidos de por medio para perfilar una labor que normalmente arranca en julio, durante las primeras sesiones veraniegas de pretemporada.

Sello propio

En el caso del Mallorca, las palizas físicas de estos días cobran un sentido especial debido al relevo que se produjo hace un mes y medio en el banquillo. El nuevo cuerpo técnico quiere acabar de ponerle su sello a la preparación y después de coger algo de impulso tras la goleada del Bernabéu, ayer el liderazgo de la sesión recaía sobre los preparadores físicos, Toni Servera y Pep Alomar, que durante casi una hora y media de intensa actividad bajo el sol de Son Bibiloni exprimieron al grupo sin tener que recurrir ni siquiera al balón.

Los futbolistas, que solo a través de las carreras por los campos de la ciudad deportiva cubrieron 8 kilómetros de distancias repartidos en varias series, deberían ver rebajada hoy la carga e incrementar de nuevo el ritmo entre mañana y el viernes. El fin de semana llegará el momento de descansar y a partir del lunes el equipo volverá a centrarse en el cuero y en los aspectos estrictamente futbolísticos con el fin de reunir los argumentos necesarios para acabar con el Deportivo, su próximo rival en el campeonato (domingo 31 de marzo, 17.00 horas).

«Esto es normal. Se aprovecha el hecho de que no haya partido para trabajar más en el plano físico», explica Nunes al respecto. «Y si los entrenadores lo ven necesario, nosotros tenemos que hacerlo. Aunque no nos guste mucho, siempre viene bien», bromea.

Según el defensa portugués, «la responsabilidad cada uno tiene que tenerla. Sabemos que este fin de semana no hay partidos, pero en la mente tenemos el próximo encuentro frente al Deportivo, igual que ellos saben que aquí van a jugarse mucho, como nosotros. Estamos trabajando pensando en ese choque porque sabemos la importancia que tiene», destaca el capitán.