Gregorio Manzano, a la derecha, observa el juego del Mallorca desde el área técnica de Son Moix. | Teresa Ayuga

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Condicionado otra vez por los elementos, Manzano ya le da vueltas a esa nueva receta que tiene en mente para profanar uno de los templos de la Liga. El jienense, que hasta ahora había basado el crecimiento del Mallorca en un severo blindaje del centro del campo, parece obligado a cambiar de fórmula para moverse entre los muros de Chamartín y pujar ante el Madrid por uno de esos puntos que habitualmente no encajan entre sus previsiones. Sin Martí ni Javi Márquez, ambos sancionados, toca revolver el armario y, muy probablemente, olvidar el trivote. Pese al giro, asegura el técnico que no acudirá al Bernabéu con los brazos en jarra y que aunque un empate bañaría en oro sus registros más próximos, no descarta un golpe mayor. Ni mucho menos.

A Manzano se le da bien incomodar al Madrid en su propio cuartel general. De hecho, ha clavado allí su bandera en tres de las once incursiones que ha completado hasta la fecha en territorio vikingo y alguna de sus victorias iluminan las páginas más brillantes de la historia rojilla. Quizá por eso, ahora tampoco renuncia a nada. «¿Un empate valdría?», reflexionaba ayer en voz alta. «Claro, los puntos valen siempre. Y si es contra el Madrid, mucho más, pero vamos a ir a por los tres y si nos quieren ganar, que no tengo la menor duda, tendrán que trabajar para hacerlo. No vamos a regalar nada. Vamos a luchar el partido», avisa.

Sin embargo, en esta ocasión va a tener que improvisar y modificar esa puesta en escena que tan buenos resultados le había reportado últimamente. «Las ausencias, sobre todo la de Pep Lluís (Martí), que ahora estaba entrando en el once con una posición muy determinada y concreta, me está haciendo pensar en la forma de jugar, en si mantener la línea de los últimos partidos o cambiar el posible dibujo táctico. La desgraciada sanción de Javi Márquez nos limita una posible situación ante ese problema y la búsqueda de alternativas en el equipo. Sinceramente, aún no he despejado la solución a ese conflicto», afirmaba sin desvelar del todo sus planes de asalto. No obstante, Manzano mantiene la fe. «No hay nada imposible», continuaba explicando acerca de una posible campanada. «No hay nada que diga que un equipo va a ganarle a otro siempre y aunque las diferencias sean máximas en todos los aspectos, ¿quién dice que en noventa minutos no podamos dar la sorpresa? Hay que trabajar bien y que el Madrid no tenga un día perfecto para que podamos sonreír de cara al resultado final. La gran mayoría de ocasiones de gol las va a tener el Madrid, eso lo sabemos todos. Hay que intentar anularlo y contrarrestarlo con velocidad y rapidez en el juego. Y con acierto, por supuesto», destacaba el de Bailén.

Manzano, que recuerda que una porción importante de la mejoría del Mallorca se debe al trabajo psicológico que ha desarrollado desde su llegada a Son Bibiloni, también analizó los avances que ha concretado la plantilla en algunos aspectos que se habían descuidado hasta entonces, como las acciones de estrategia. «Hemos trabajado para no encajar goles a balón parado y laterales porque veíamos que ahí teníamos un problema. Ofensivamente también se ha ensayado y hemos tenido la fortuna de hacer efectivas esas acciones», entiende. Eso sí, tampoco descuida la calidad de ciertos futbolistas a la hora de asumir retos como el que afronta este fin de semana: «Una baza para sorprender al Madrid es que Gio tenga una muy buena actuación y estoy seguro de que lo pondrá todo para tenerla. Es nuestro hombre», confía.

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