Joaquín Caparrós abandonó el banquillo del Mallorca horas después de que el equipo encadenara su enésimo fracaso de la temporada en Anoeta, frente a la Real Sociedad. El técnico, que en la imagen se abraza al director deportivo y máximo accionista, Llorenç Serra Ferrer, se marchó de Son Moix tras percibir íntegramente su ficha. | Jaume Morey

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El vestuario del Mallorca no sólo ha asumido con naturalidad el relevo que se ha producido en el banquillo de Son Moix. Además, tampoco duda a la hora de situar a Joaquín Caparrós en el centro de la diana. Diez días después del cambio de ciclo y con el equipo acercándose a sus nuevas coordenadas, la plantilla bendice públicamente la llegada de Manzano y la salida del utrerano. De hecho, para algunos futbolistas la decisión se tomó sorprendentemente tarde. «La sensación de la caseta es que, con un bagaje tan pobre de puntos, era raro que el club no hiciese nada», exponía ayer Tomás Pina, apenas un día después de que su compañero Alejandro Alfaro aprobara la destitución de Capa en una entrevista concedida a IB3 Televisió. «No digo que fuera necesario, pero puede traer consecuencias positivas», añadía el mediocentro manchego.

Instalado sobre la tribuna de oradores de Son Bibiloni, Pina le echó un cable a Alfaro y además de extender sus reclamaciones amplió los supuestos beneficios de la marcha de Caparrós y del aterrizaje de Manzano. «Es cierto que las alineaciones no variaban mucho y entiendo que jugadores como Alfaro, que se supone que venían a tener un papel muy importante en este equipo, por nombre y por trayectoria, se sintiesen un poco marginados o apartados», recordaba el pivote. «Todos empezamos de cero y eso el grupo lo nota, todo el mundo quiere hacerse notar. Muchos jugadores lo van a apreciar y van a empezar a dar un nivel bastante más alto», argumentaba.

Según Pina, la situación del Mallorca «es peculiar y complicada», un hecho que obliga al grupo a cambiar su actitud y la manera de encarar los próximos compromisos a corto plazo. «Si venimos a entrenar con pocas ganas o tristes estamos restando todavía más posibilidades y el míster lo tiene muy claro», razonaba el centrocampista. «Quiere recuperarnos, que cojamos confianza, que estemos a gusto, que tengamos el balón... Y eso empieza porque en los entrenamientos se vea un poquito más de alegría. Y lo está consiguiendo».

Al mismo tiempo, Pina destacaba que «con Caparrós jugamos más replegados, teníamos un trabajo defensivo muy intenso y quizá era con el balón dónde dejábamos más lagunas. Manzano ha venido con eso claro, quiere que le demos más importancia, que tengamos más posesión».

Las palabras de Pina sonaban como la continuación del discurso que había empezado a redactar Alejandro Alfaro un día antes. «Estoy contento. Con Joaquín (Caparrós) no estaba teniendo mucha continuidad ni oportunidades y el equipo había entrado en una dinámica bastante mala», relataba ante las cámaras de la televisión autonómica. «Era necesario un cambio y con el entrenador nuevo la gente tiene más ilusión y los que no jugaban pueden reivindicarse. Todos partimos de cero en busca de un puesto y esperemos que haya competencia y que vayamos hacia adelante, que es lo que todos queremos. Había jugadores que no nos sentíamos importantes y empezando de cero uno tiene más ganas de trabajar. Cuando ves que tu trabajo diario después no se ve reflejado te desesperas», consideraba el atacante andaluz.