El central brasileño del RCD Mallorca, Pedro Tonon Geromel (i), remata a puerta ante el portero de Osasuna, Andrés Fernández (c). | Montserrat T. Diez

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Mallorca 1 - 1 Osasuna

Mallorca: Aouate; Hutton (Hemed, min. 46), Nunes, Geromel, Antonio Luna; Nsue, Javi Márquez (Tissone, min. 80), Pina, Pereira; Dos Santos y Víctor Casadesús (Alfaro, min. 72).

Atlético Osasuna: Fernández; Beltrán, Rubén González, Flaño, Damià; Silva, De Las Cuevas (Cejudo, min. 67), Lolo (Arribas, min. 87), Armenteros (Loé, min. 83); Oier, Nino.

Goles: 0-1, min. 71: Lolo; 1-1, min. 92: Geromel.

Árbitro: Pérez Montero (comité andaluz). Amonestó a Lolo, Pina, Silva, Geromel, Damiá, Tissone.-

En tiempo de descuento, con el drama recorriendo Son Moix a toda velocidad, otra derrota en las alforjas y Osasuna a siete puntos más el goalaverage, Aouate colgó el balón al área. Ni la zaga navarra ni Andrés Fernández supieron achicar agua y Pedro Geromel aprovechó el caos para evitar la catástrofe absoluta. El empate no es una solución para el Mallorca, un equipo hundido en el fango de la Liga y que deberá mejorar sus prestaciones de forma radical si no quiere circular la próxima temporadas por carreteras secundarias (1-1).

El Mallorca cambió de entrenador, pero no de aspecto. La pésima situación clasificatoria no invita precisamente a las florituras y Manzano -recibido por la hinchada con una indiferencia absoluta- optó por mantener la columna vertebral de Caparrós. Fijó a Pina y Márquez por delante de la defensa, con Nsue y Pereira por las bandas, Gio de enganche y Víctor arriba. Es cierto que el grupo isleño tomó la iniciativa, que quiso jugar más con la posesión y que avanzó a los laterales -principalmente a Luna- unos metros. Liberado del corsé táctico de Capa, el Mallorca quiso ofrecer otra propuesta, aunque ese efecto se fue diluyendo. Principalmente por el nerviosismo que transmite en defensa.

Osasuna apenas se acercó a Aouate, pero cuando lo hizo no fue precisamente para saludarle. Al cuarto de hora, tras un saque de esquina, Rubén pugnó con Aouate por un balón en área pequeña. El exrojillo marcó, pero el colegiado anuló el tanto por falta previa al meta. Ese primer aviso encendió la luz de alarma en la grada y el banquillo.

El Mallorca no supo exprimir las acciones a balón parado -apenas creó peligro en la docena de córners que botó- y se fue al descanso con una única ocasión clara, un mano a mano que no aprovechó Giovani.

Manzano retiró a Hutton, lesionado tras un golpe en la cabeza, para dar entrada a Hemed. Las asociaciones entre el israelí y Gio abrieron algunas grietas en la zaga de Osasuna, que seguía a lo suyo. Pasada la hora de partido, un buen centro de Luna -más activo que con Caparrós-, fue rematado con Hemed a la base exterior del poste. Minutos después, el golpe del enemigo resultó letal. Otra vez sacó provecho de la nefasta gestión balear a la hora de defender. Lolo, solo en área pequeña, conectó un cabezazo que encendió la mecha de la debacle en Son Moix. De la ruina. Con más corazón que criterio, el Mallorca buscó un gol para evitar la hecatombe.

De repente, cuando todo parecía perdido, llegó el balón colgado por Aouate y rematado por Geromel. Y, en el minuto 93, un tanto bien anulado a Giovani que hubiera supuesto la guinda. Y el domingo, a Mestalla. Casi nada...