El máximo accionista (sobre estas líneas junto a Augusto César Lendoiro, presidente del Deportivo, ayer en Riazor) era el entrenador del Mallorca que perdió siete encuentros consecutivos antes de firmar el último descenso del club a Segunda. | Miguel Riopa

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En cinco jornadas, el Mallorca ha retrocedido dos décadas. Ha recuperado sus registros más negros el conjunto isleño, que llevaba veintiún años sin coser una ristra tan pobre de resultados. Las derrotas ante Getafe, Granada, Sevilla, Real Madrid y Deportivo han devuelto al equipo a principios de los noventa, a la temporada de su último descenso. El conjunto isleño, que en aquella ocasión y bajo la dirección técnica de Serra Ferrer enlazó hasta siete caídas seguidas, no encadenaba desde entonces una hilera tan pobre de resultados. Por si fuera poco, el Barcelona se asoma a la vuelta de la esquina y existe la posibilidad de que los dígitos bermellones se sigan oxidando.

El Mallorca fue incapaz de curar en Riazor las heridas que arrastraba desde que compareció en el Coliseum y continúa bajando escalones en la clasificación. Una de las razones de que la escuadra balear alargue su proceso de deterioro es precisamente su falta de solidez lejos de Son Moix, ya que no da un golpe sobre la mesa como visitante desde finales de abril, todavía en el curso anterior. Ganó al Getafe (1-3) en una de las actuaciones más convincentes de la era Caparrós y llamó a las puertas de Europa, pero no ha vuelto a traer más victorias en su equipaje. En la génesis del ejercicio arañó dos buenos empates en Málaga y Pamplona, aunque su fútbol, por muchas razones, no ha mantenido la consistencia.

Cambio de chip

Atrás queda ya esa euforia contenida de las primeras jornadas, en las que Mallorca apilaba víctimas a medida que devoraba jornadas. Poco a poco el crédito adquirido en esa fase del torneo se ha ido consumiendo y el grupo de Joaquín Caparrós está mucho más cerca del barranco (dos puntos le separan de la zona descenso) que del cielo europeo.

La pesadilla de la temporada 1991-92 reaparece ahora en el Iberostar Estadi. El suplicio del Mallorca arrancó el 27 de octubre de 1991 en el campo del Valladolid (2-1) con dos dianas de Goyo Fonseca y se suavizó casi dos meses después, con un empate sin goles ante el Burgos en El Plantío (0-0). Entre un partido y otro, el bloque rojillo perdió ante Athletic (1-2), Sevilla (2-0), Sporting (0-1), Real Madrid (2-0), Deportivo (1-0) y Albacete (0-1) y se desplazó el resto de la Liga contra la corriente hasta perder la categoría.