El portero del Málaga, Willy Caballero, golpea el balón tras un saque de esquina. | Reuters

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Málaga 1 - 1 Mallorca

Málaga: Willy Caballero; Sergio Sánchez, Demichelis, Weligton, Monreal; Camacho, Duda; Portillo, Isco (Joaquín, min. 84), Buananotte (Eliseu, min. 69); Seba Fernández (Juanmi, min. 69).

Mallorca: Aouate; Ximo, Nunes, Bigas, Antonio López; Pina, Javi Márquez (Joa Víctor, min. 62); Nsue (Charlie, min. 78), Pereira; Víctor Casadesús y Hemed (Alfaro, min. 81).

Goles: 0-1, min. 67, Hemed. 1-1, min. 77, Juanmi.

Árbitro: Gil Manzano. Amonestó a Demichelis (min. 74), Duda (min. 88) por parte del Málaga. Y a Javi Márquez (min. 43), Casadesús (min. 58), Pina (min. 83), Aouate

El Mallorca saca un punto de oro en La Rosaleda, pero pudieron ser tres en un último mano a mano de Víctor en la recta final del partido. Al final empate a uno y objetivo cumplido. El equipo balear iba a no perder y no perdió, pero sufrió de lo lindo. La apuesta de guardar y salir rápido es arriesgada, pero el equipo balear sabe interpretar y leer los partidos casi al minuto y ayer aguantó y aguantó, llegó a ir ganando gracias a un gol de Hemed, pero su conservadurismó por momentos obligado por la insistencia del rival, impidieron redondear el encuentro con victoria.

El guión del primer tiempo empezó a escribirse casi desde el primer minuto, justo después de que Javi Márquez inquietara a Willy Caballero con un libre directo. A partir de ahí el Málaga empezó a ganar terreno, a encerrar al equipo balear y sobre todo a tener el balón. El Mallorca lejos de agobiarse parece encontrarse cómodo en estas circunstancias. Es arriesgado, por momentos estresante, pero si vas sobreviviendo minuto a minuto llegas al descanso con la portería a cero.

Apuesta

Más que una apuesta de Caparrós, al Mallorca no le quedó más remedio que recular porque el rival le obligó a ello y porque tampoco había fluidez de ideas para armar el juego. El equipo blanquiazul tiró ocho corners en los primeros 45 minutos por dos el Mallorca. Un dato claro respecto a quién era el dueño del balón. La pelota vivía más en tierra del equipo isleño que en el campo local y eso siempre supone un desgaste de ir detrás de la pelota, de ir detrás del rival, en definitiva, de tener que trabajar para mantenerse vivo. Y el Mallorca supo mantenerse. Aguantó y aguantó y lo hizo porque pese al dominio insistente del equipo blanquiazul, no se creaban ocasiones claras. El trabajo defensivo rompía una y otra vez las internadas de Monreal, las de Buonanotte, las de Isco y las de Duda. Atacaban con todo los de Pellegrini...y defendían también con todo los del Caparrós. El Málaga inquietaba, pero no llegaba a asustar, mientras que el Mallorca hasta en dos ocasiones (min.17 y 35) llegó a causar peligro en la meta de Willy en tiros de Márquez y Hemed. Fueron dos intentos de llegada que estuvieron muy cerca de causar un verdadero susto al grupo de La Rosaleda, que comprobó cómo un despiste podía causarle caro. De esta forma fue muriendo el primer tiempo, con un Mallorca defendiendo y ofreciendo pocas noticias en ataque y en la construcción. Ese fue precisamente uno de los puntos negros del equipo de Caparrós. El balón le quemaba y nadie sabía con exactitud qué hacer con él. Cuando la imaginación falla se recurre a la fuerza y en el fútbol eso suele traducirse en balones largos y ahí es más fácil perder el esférico que conservarlo. De eso se aprovechaba el Málaga, que tocaba más, repartía mejor, tenía más recursos para llegar... pero se desvanecía en el área de Aouate. Trabajo inútil. Trabajo estéril. Trabajo perdido. Eso permitió que el encuentro poco a poco se equilibrara y en el segundo tiempo el Mallorca no perdonó.

Tras el descanso el mismo guión, el mismo Mallorca, pero distinta suerte. El equipo balear armó una contra con Joao Victor y Nsue, otra vez él, envió un balón preciso a Hemed que remató de cabeza a gol. Increíble. Cero a uno y prisas para el Málaga. Pero todo siguió más o menos igual, Pellegrini movió el banquillo y dio entrada a Juanmi y Eliseu y su entrenador les dio un mensaje: tirad a puerta... y Juanmi tiró y marcó. Casi era de lógica después de tanto merodear por el área roja. Al final Víctor tuvo el uno a dos, pero falló. Valió el gol de oro de Hemed para salir vivo de La Rosaleda.