Hemed puja por un balón junto a Toulalan y Monreal en el Málaga-Mallorca de la temporada pasada. | Juanjo Roig

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La Liga es una lucha continua por la supervivencia donde no hay reglas de convivencia ni más ley que la de tratar de sobrevivir a costa de todos y de todo. El Málaga se presentaba en este campeonato siendo carne de cañón, pero de momento el rival del Mallorca esta noche en La Rosaleda (23:00 horas) está dando la cara, aprendiendo a vivir cerca del abismo, con altas dosis de estrés institucional y metido de lleno en la incertidumbre deportiva. Pese a todo ganaron en Liga al Celta y también al Panathinaikos en la previa de la Champions. Así es el fútbol. El Mallorca vive mucho menos estresado, más centrado en lo deportivo, más metido en la competición. No mira al futuro con preocupación, vive el presente y sus futbolistas disfrutan del día a día. Por eso el equipo de Joaquín Caparrós es una escuadra peligrosa, porque el fútbol lo llena todo. En la Rosaleda se enfrentan los sueños rotos del Málaga con el tranquilo presente del Mallorca. El jeque Abdullah Al-Thani se quitó la bufanda blanquiazul y cortó el grifo de los pagos. A partir de ahí retrasos en los salarios y deserción en masa. Se fueron Cazorla, Rondón, Mathijsen, Apoño y Xavi Torres y seguramente se marcharán más. Los bloqueos de Hacienda a las transacciones por los impagos contraídos no ayudan a estabilizar el club y entre eso y la resaca europea -está a medio camino entre ida y vuelta de la previa de la Champions- el Mallorca se presenta en la noche malagueña con la clara intención de pescar en río revuelto. Ofrece buenas sensaciones el equipo de Caparrós. Futbolísticamente el grupo sabe lo que tiene que hacer, pero además sabe hacerlo bien hecho. Coge el balón y apunta al área rival. Así de fácil es el tratado de intenciones del técnico de Utrera, pero también así de difícil. Si fuera sencillo triunfar de esta manera todos lo harían y no a todos le sale bien. Por eso no hay que restar ni un ápice de mérito al libro de estilo de un entrenador que estuvo a punto de llevar al equipo a Europa la temporada pasada. Su mano se nota y el equipo aprendió ya la campaña anterior a interpretar un guión al que es difícil hacer frente. Sin embargo, este Mallorca no ha siDo fácil de construir. De hecho sigue en pleno proceso de armarse. Esta semana han llegado dos centrales brasileños que vienen a cubrir las vacantes de Ramis y Chico. Caparrós pide a Zigic, pero mientras el enorme punta llega, tiene elementos más que suficientes para ir tirando. Ahora no hay debate. Hemed, con dos goles ante el Espanyol y Víctor, llamado otro año a ser un hombre clave en el esquema del Mallorca, se presentan como indiscutibles en la zona ofensiva.

Pero no hay que despreciar al resto del grupo. Si algo caracteriza a este Mallorca es la solidaridad en el campo, el esfuerzo común y la sensación de comunión en todos sus movimientos. Si la zaga hoy es todavía un punto endeble -está en plena fase de conjunción- la creación desprende muy buenas sensaciones con Pina, Márquez, Nsue y Pereira. Y eso que Arizmendi todavía no ha aparecido debido a su lesión. El Mallorca está fuerte, es un equipo solvente y desprende virtudes que hacen presagiar un gran año. De entrada y salvo ante los equipos grandes, no va a ningún campo de víctima. Ese es el secreto de su éxito.