El guardameta israelí del RCD Mallorca Dudu Aouate (d) ataja un balón ante su compañero José Manuel Flores "Chico" (i) y del delantero nigeriano del Granada CF Odion Jude Ighalo. | Montserrat T. Diez

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R.C.D. Mallorca Mallorca 0

Granada Granada 0

Primera División | Jornada 32 | 08/04/2012 16:00 | Final

Mallorca 0 - 0 Granada


Mallorca: Aouate; Cendrós, Chico, Ramis, Cáceres; Pereira (Nsue, min. 77), Martí (Tejera, min. 51), Tissone, Castro; Víctor y Hemed (Ogunjimi, min. 70)

Granada: Julio César; Nyom, Borja Gómez, Diego Mainz, Siqueira; Martins (Fran Rico, min. 87, Mikel Rico, Moisés Hurtado, Dani Benítez (Franco Jara, min. 79); Uche y Ighalo (Abel Gómez, min. 69).

Árbitro: Delgado Ferreiro (comité vasco). Amonestó a Chico, Moisés, Tejera, Pereira, Cendrós.

Frío, agarrotado, con algún que otro silbido de fondo y limitándose a seguir al pie de la letra el guión previsto, el Mallorca avanza en dirección a la permanencia. A un ritmo inferior del deseado y frente a una grada anestesiada por lo que sucedía a pie de campo, el equipo bermellón no sólo le cerró el paso a un Granada que amenazaba con adelantarle por el carril derecho, sino que amplió la distancia que le separa del atollladero para contemplar esa luz, cada vez más intensa, que anuncia que seguirá otro año más al costado de los grandes. Con nueve puntos de margen en el bolsillo, muy poca presión a la espalda y sus enemigos enterrados en el fango, el cuadro bermellón tiene el objetivo bajo llave y debería certificarlo, esta vez de forma oficial, en el plazo de una semana. Se trata sin duda de la noticia más agradable que ha redactado últimamente una escuadra que apila tres jornadas sin ganar y cuyo fútbol fabrica más bostezos y muestras de sopor que gestos de esperanza o alegría (0-0).

Con una propuesta únicamente condicionada por los problemas físicos de algunos jugadores (Álvaro ni entró en la lista y Nunes fue descartado antes del encuentro), el Mallorca se asomó a recibir al Granada con cierta apatía. Sin mostrar los dientes y sin intimidar de inicio a un conjunto que llegaba con el depósito de la autoestima hasta ariba, el partido fue una broma de mal gusto desde el principio. Sólo un disparo de Cendrós que impactó en el cuerpo de un defensa nazarí (los futbolistas del Mallorca reclamaron en esa jugada el primer penalti de la tarde) recordó en el primer cuarto de hora que había un partido y una categoría en juego.

El enfoque tampoco cambió en los minutos que apuntalaron el primer tiempo. El Mallorca cubrió la cuota que le exigía la grada con un par de voleas de Pereira y un tiro cruzado de Hemed al contragolpe. De ahí en adelante, el desierto. Nada más. Ni siquiera esa intensidad que le imprime Caparrós a sus plantillas. Un despropósito, probablemente el mayor que se ha vivido esta temporada en casa.

El entrenador del Mallorca rebuscó en el armario durante el descanso en busca de algo diferente que animara una jornada plomiza y por momentos desesperante. Se agarró a la clase de Sergio Tejera, el hombre de más calidad que acampaba en ese momento en el banquillo, y trató de dinamizar la zona ancha para que el encuentro se rompiera. Y pese a que su intención era positiva, la apuesta reportó más murmullos que dividendos. El mediapunta catalán ofreció su rostro más áspero, fue amonestado y enervó a una grada que en ese momento se echaba la siesta.

Con el partido atrapado en un bucle constante y los dos equipos lanzándose guiños, uno y otro sellaron las compuertas de su defensa y se tendieron la mano dando por bueno el empate. Sólo al final, con el reloj y Son Moix agonizando, se reabrieron las fronteras de las áreas para ponerle una pizca de pimienta al desenlace de la trama. El Granada se empeñó en distinguir a Aouate como el futbolista más destacado del Mallorca y los baleares, que encontraron petróleo gracias a un error de Nyom que desembocó en un córner, bajaron la persiana pidiendo otra pena máxima. Sin embargo, lo único bueno a esas alturas el que el partido estaba a punto de acabarse...