El mediapunta sevillano, que fue titular ante Osasuna -sustituido al descanso por Tejera-, espera repetir en el once. Alejandro Alfaro todavía no se ha estrenado en el torneo y se enfrenta a otra reválida.

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El vestuario del Mallorca se ha acostumbrado a vivir bajo el extenso manto de la crisis institucional. Nadie repara en los futbolistas hasta que llega el día de partido. Entonces, la guerra abierta por el poder en la SAD balear, se toma una tregua durante noventa minutos. Es un paréntesis a todo el caos de la planta noble que atrae los focos una semana tras otra. Bajo estos parámetros, las huestes de Caparrós -que hoy cumple su partido de Liga número 400- abren esta tarde ante el Valencia el tramo más decisivo del curso. Una maratón cargada de espinas que servirá para definir su ruta en el último tercio del campeonato. (16.00 horas, GolT/Canal+Liga, Mestalla).

Después de completar un inicio de segunda vuelta que invitaba al optimismo, con dos triunfos consecutivos, el grupo balear se encuentra en una dinámica peligrosa, en un laberinto -uno de los seis últimos puntos posibles ante Real Sociedad y Osasuna y tres derrotas consecutivas a domicilio- y debe encontrar la salida lo antes posible para no adentrarse con temblores en la zona definitiva del curso, donde no hay espacio para el error.

Esta tarde, la escuadra de Caparrós se autoexige recuperar la credibilidad para alejar los fantasmas y tomar aire en un mes exigente que finiquitará ante el Sevilla tras los duelos ante Atlético, Sporting de Gijón y Barça. Casi nada.

El Mallorca abrirá la entrega con las cicatrices de las últimas refriegas marcadas en su rostro. Así, el técnico utrerano deberá recomponer varios de los órganos vitales del equipo con las bajas por lesión de Tomás Pina y Fernando Tissone. Esas ausencias retocarán profundamente la sala de máquinas. Con Pep Lluís Martí como único pivote fijo por el ostracismo de Joao Victor, que ni siquiera entró en la convocatoria, la opción de Sergio Tejera cobra fuerza. Aunque es un jugador con más imaginación que músculo, sus buenos minutos frente a Osasuna y su predisposición a sacrificarse pueden concederle una oportunidad como titular.

Vuelve Cendrós

La opción B pasaría por reconvertir a Chico al centro del campo, recordando su época en el Almería, aunque el gaditano se perfila de nuevo como lateral derecho pese a la recuperación de Pau Cendrós. El mallorquín viajó ayer con la expedición después de un mes ausente por una lesión. También se desplazó Castro, el héroe del triunfo bermellón en la capital del Turia el curso pasado con sus dos goles y que apenas se ha ejercitado durante la semana con unas molestias.

Con este reparto de cartas, la pizarra de Caparrós comenzará en Aouate, con Chico o Cendrós, Nunes, Ramis y Cáceres en defensa; Martí y Tejera (o Chico) en el doble pivote, Pereira y Castro por las orillas y, previsiblemente, Alfaro por detrás de Víctor Casadesús. Aguardarán su oportunidad desde el banquillo Calatayud, Martí Crespí y tres futbolistas de carácter ofensivo, como Alvaro, Hemed y Ogunjimi...

Más allá de los cambios de nombres o de posición, el Mallorca necesita una renovación. Un nuevo rumbo. Aquel equipo que desprendía buenas vibraciones lejos de Son Moix no hace muchas semanas, que salió a hombros en La Romareda y Vallecas, se ha se ha transformado en un grupo obtuso, sin convicción ni pegada, que comienza a perder altitud.

El peligro todavía no se divisa por el retrovisor -el descenso está a cinco puntos- pero una nueva derrota en Mestalla, con el panorama que se avecina en el horizonte, encendería todas las alarmas en el seno de una entidad que quiere alcanzar la tierra prometida lo antes posible.

El Valencia, coronado como el líder de la otra Liga, afronta el partido con la intención de reafirmarse en esa tercera plaza. Emery alineará a un once alternativo por el desgaste europeo del pasado jueves y las ausencias de jugadores claves como Pablo, Víctor Ruiz o Ricardo Costa, además de Banega y Sergio Canales.

La principal amenaza es Roberto Soldado, que quiere volver a marcar en la Liga tras su hat-trick con la selección nacional y su doblete en la Europa League. En la recámara aparece Aritz Aduriz, elevado a los altares del mallorquinismo tras su gol salvador en el epílogo del curso pasado en el estadio de Riazor.