Alejandro Alfaro busca un balón aéreo durante un partido.

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En menos de un mes, el Mallorca debería tener claro el camino que toma en el campeonato. Para bien o para mal. Se asoma el conjunto bermellón a la fase más escarpada del calendario y aunque lo hace con el combustible justo, de lo que recoja en los próximos cinco partidos dependerá una porción notable de su futuro. Los rojillos, vienen de desaprovechar la oportunidad de elevarse en la tabla tras encallar ante Osasuna, abrirán su espinosa batería de exámenes en Mestalla. A partir de ahí, Atlético, Sporting, Barcelona y Sevilla redondearán una serie de enfrentamientos que pondrán a prueba la solidez mental de una plantilla que alterna funciones de lujo con otras plagadas de altibajos.

Para empezar, el Mallorca levantará la guardia en un escenario tradicionalmente hostil en el que, sin embargo, se ha sentido especialmente cómodo en los últimos tiempos. Desde que plantara por primera vez allí su bandera en 2008, sólo ha sufrido una caída y ha sumado un empate y otra victoria. Y esa última la celebró precisamente durante la temporada pasada, gracias a los goles del Chori Castro. A Caparrós, por su parte, no se le da demasiado bien el domicilio valencianista (siete derrotas en diez incursiones), pero ya ganó allí con Sevilla y Athletic y buscará otro triunfo que le devuelva al grupo la moral que se ha ido dejando por el camino a domicilio. Además, los baleares cuentan con una ventaja añadida: los de Emery se miden mañana al PSV Eindhoven en el partido de ida de la eliminatoria de octavos de final de la Europa League y hasta el viernes no podrán centrarse en la llegada de los rojillos.

Superado el paso por Mestalla, al Mallorca le espera otra semana fantástica adornada con una durísima jornada intersemanal. Se pondrá primero frente a un Atlético de Madrid al alza tras la llegada de Simeone. Al igual que ocurre con el Valencia, los colchoneros podrían adentrarse en el duelo con un ojo puesto en sus compromisos continentales, aunque eso tampoco garantiza nada. Con una de las plantillas con más recursos del campeonato y la intención de escalar hasta los puestos de Liga de Campeones lo antes posible, los rojiblancos llegarán a la capital balear dispuestos a embolsarse tres puntos fundamentales en su ascensión.

Sin apenas tiempo para recuperarse de esa cita al Mallorca le espera el encuentro con mayor trascendencia de toda esa hilera. Básicamente porque es la única que en lugar de cruzarle con uno de los grandes lo hará con un enemigo directo: el Sporting.

Otra final

Los de Javi Clemente, con el crédito cada vez más justo, le colgarán al enfrentamiento la etiqueta de final y tratarán de blindar un resultado positivo que les permita coger fuerzas y arrastrar a otro adversario hacia la parte baja de la clasificación. Se trata, además, de una batalla en la que puede acabar jugando un papel decisivo el golaverage , de momento favorable a los asturianos. También será una reedición de la primera eliminatoria de Copa de Rey que ambos equipos escenificaron entre diciembre y enero y de la que salió victorioso el Mallorca.

Tras ese escalón y de nuevo en el plazo de un par de días, otro partido de órdago, uno de los más esperados del año en el Iberostar Estadi. Desfilará por el Camí dels Reis un Barcelona algo angustiado en la Liga, donde sus problemas a domicilio le han costado alejarse en exceso del liderato y ponerle la Liga en bandeja al Real Madrid. Si la distancia entre ambos ha aumentado o se mantiene es probable que los azulgrana se presenten con una menor carga de exigencia.

Por último, el Mallorca completará su travesía por los Alpes en el Ramón Sánchez Pizjuán. Casi nada...