Los jugadores del RCD Mallorca José Luis Araujo "Nunes" (i) y Martí Crespí se retiran del campo tras su derrota ante la Real Sociedad. | Efe

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Real Sociedad 1 - 0 Real Mallorca

Real Sociedad: Bravo; Estrada, Mikel González, Iñigo Martínez, Cadamuro; Aranburu (Pardo, min. 68), Markel, Griezman, Zurutuza, Vela (Xabi Prieto, min. 79); Agirretxe (Joseba Llorente, min. 82).

Mallorca: Aouate; Crespí, Nunes, Ramis, Cáceres (Ogunjimi, min. 82); Martí, Tissone (Pina, min. 70), Tomer (Alfaro, min. 57), Chory Castro, Pereira; Víctor.

Gol: 1-0, min.78: Agirretxe.

Árbitro: Paradas Romero. (Andalucía). Amonestó a Markel, Llorente, Tissone y Pereira.

El Mallorca se conformó tanto con un punto que al final se le escaparon los tres. La dejadez del equipo isleño tras el descanso, después de haber llegado al ecuador del choque con más méritos que su rival, le condenaron en el tramo definitivo. El conjunto de Caparrós se durmió antes de tiempo y vió cómo la Real Sociedad le castigaba con la derrota en Anoeta, un estadio donde pierde desde 2004 y que comienza a ser maldito. El tercer tropiezo consecutivo a domicilio impide a los rojillos coger impulso y convierten la cita del próximo sábado ante Osasuna en una nueva prueba de fuego por la salvación. (1-0)

Ambos equipos pisaron Anoeta con una velocidad de más. Acelerados. Imprecisos con el balón, que parecía quemar en los pies. Caparrós, que mantuvo el once que goleó al Villarreal, se desgañitó por primera vez a los cuatro minutos en una jugada de verbena que no acabó en gol de milagro. Un doble error de Cáceres y Aouate convirtió una jugada intrascendente en la primera ocasión de la tarde. El uruguayo se interpuso en el fácil despeje de Ramis y dejó el cuero muerto en el área. A Vela se le fue largo el control, pero cuando el israelí parece tener todo controlado, se le escapó de nuevo. El chileno también desaprovechó este segundo regalo y envió la oportunidad por encima del larguero. Fue la excepción en un primer tiempo que fue cogiendo color bermellón.

El Mallorca mantuvo la propuesta de los últimos tiempos, entregarle al rival la posesión, aunque el equipo adelantó más la línea de presión en los compases iniciales. La Real Sociedad, con graves problemas en la elaboración, volvió a mirar de cerca a Aouate a los diez minutos con un chut de Zurutuza a las nubes.

El grupo balear se incrustó por primera vez en terreno enemigo al cuarto de hora, en una jugada iniciada por Víctor, continuada por Castro y rematada con un centro de Pereira a las manos de Bravo en un tramo de tarde plomizo. Al Mallorca no le duraba nada el balón, temblaba en exceso en defensa y cometía numerosas pérdidas en el inicio de las jugadas. Los realistas tampoco estaban finos y culminaron un puñado de acciones con centros a la nada.

Cuando Castro se desperezó, el Mallorca dio señales de vida y metió el miedo en el cuerpo con tres ocasiones seguidas a la media hora. Un remate alto de Víctor y un disparo lejano de Tissone dieron origen a una doble oportunidad. Cáceres dobló a Castro y metió un centro envenenado. Bravo despejó mal y el balón le cayó a Pereira dentro del área. El francés puso la cabeza y obligó al meta realista a volar para evitar el primer gol y firmar la parada de la tarde. El grupo balear se había estirado ante una Real enredada. Los isleños cruzaron el ecuador del encuentro en línea ascendente, con más ocasiones que su enemigo, y reclamando un penalti por un agarrón de Iñigo Martínez a Tomer Hemed.

El segundo acto arrancó igual que la entrega, con un Mallorca agazapado y sin querer saber nada del balón y una Real Sociedad sin saber qué hacer. Había miedo a perder y ambos equipos optaban por la precaución máxima.

A base de empuje, con más garra que calidad, los de Montanier lograron acercarse a Aouate aunque sin excesivo peligro. Una caída de Vela dentro del área encendió a Anoeta. La respuesta isleña llegó a cargo de Alfaro, que sustituyó a un flojo Hemed, con un chut lejano. El partido estaba en el filo. Las cabezas de Ramis y Nunes apagaron todos los incendios. Dudú estuvo mejor despejando de puños que intentando atajar el balón, que se le escapó en un par de ocasiones. El Mallorca había perdido el centro del campo y no llegaba a divisar a Bravo. Castro tampoco aparecía. Era defenderse o morir.

A la contra

El Mallorca intentó cazar alguna contra, pero no lo consiguió y la Real tuvo sus opciones. Agirretxe desperdició dos mano a mano ante Aouate, pero no perdonó a la tercera. Carlos Vela se fue de Crespí por velocidad y su pase de la muerte, muy mal defendido, fue aprovechado por Agirretxe para batir a Aouate. Daba la sensación que el equipo balear se había conformado tanto con el punto que lo estaba pagando. Ese gol castigó la indolencia. El grupo bermellón tenía que hacer en el último cuarto de hora lo que no había ni intentado en los treinta anteriores. Víctor envió alto un disparo, Ogunjimi no aportó nada, otra vez, y el equipo facturó otra derrota.