Joaquín Caparrós, en una imagen captada en el área técnica del Camp Nou. | Efe

TW
5

Joaquín Caparrós sigue sin dar con la tecla y tras casi un mes sobre el puente de mando del Mallorca la victoria se le sigue resistiendo. El entrenador bermellón, que hoy se reencuentra con el conjunto que le abrió las puertas de Primera División, cree más que nadie en su trabajo y en el de los jugadores y está convencido de que su esfuerzo acabará teniendo recompensa a medio y largo plazo. De momento, su reto más inmediato pasa por derrotar a «uno de los mejores equipos de la Liga» y tomar oxígeno en otro encuentro marcado en rojo en su agenda particular.

De puertas hacia afuera, Caparrós se niega a darle a la cita un valor más alto del que tuvieron sus anteriores exámenes. «Finales son todos los partidos», se justifica. «Lo era el partido del Valencia, el Atlético y el resto. Hay que afrontarlos así y el más importante es el siguiente. No es porque tengamos delante a un gran equipo o porque debamos ganar por necesidad, sino que queremos transmitir y premiar el trabajo magnífico que están haciendo los futbolistas», matizaba ayer el andaluz.

Máxima intensidad

En su línea habitual, Caparrós continúa exigiendo «la máxima intensidad» a sus jugadores y destaca que para desbloquear los números del equipo hace falta mantener esa exigencia de principio a fin. «Si queremos conseguir un resultado positivo ante el Sevilla tenemos que ser un equipo que esté los noventa minutos a la misma intensidad en el juego, pero no solo con el Sevilla, sino con todos. Tenemos que estar más despiertos, ya que tienen un amplio abanico de opciones para meter gol, en el uno contra uno, en jugadas combinativas, a balón parado», apuntaba para resaltar la calidad de los hispalenses.

Sin apartarse de ese mensaje, el técnico argumentaba su confianza en el grupo recordando que «en el fútbol de alta competición no te vale el poco a poco, porque no te lo permite el contrario. La gente está por la labor y lo mas importante para mí es que el espíritu que hay en los entrenamientos, el ambiente, es muy bueno». El preparador también elogiaba a su oponente señalando que fue concebido «para ser tercero o cuarto; más bien tercero, porque tiene una plantilla amplia, muy buena cantera y está confeccionado para estar arriba».

Mientras tanto, su colega en Sevilla, Marcelino García Toral, aseguraba que en su plantilla hay «potencial suficiente» para ganar al Mallorca a pesar de las bajas que amontona en el vestuario, ya que no cree que las ausencias de Kanouté y Negredo sean «determinantes para lograr o no la victoria». Y es que, a juicio del técnico asturiano, el Mallorca «tiene un gran entrenador, buenos futbolistas y practican mucho juego directo».

Marcelino, que ha recurrido al japonés Hiroshi Ibusuki para amortiguar esas bajas, definió al asiático como «un jugador referencia, un ‘nueve', con mucho físico y buen juego de espaldas», que «llega siempre a posiciones de remate, juega en los últimos treinta metros y siempre dispara a puerta» y defendió la postura de su club al no reforzar el ataque este verano porque «firmar un delantero más era excesivo al no tener desgraciadamente miércoles y domingo de competición hasta enero».

Marcelino aseguraba que no cree que su equipo tenga especial dificultad en vencer a los rivales de la zona baja, al argumentar que «los partidos son todos diferentes y se resuelven por matices. Ganar un partido en Primera, independientemente del rival, es complicado, y más aún si es fuera, porque te puede sorprender cualquier adversario. Y el partido de Mallorca será dificultoso y muy disputado», añadía.