De Guzman, a la derecha, durante la presentación del Mallorca en la que puede que fuera su última noche vistiendo la camiseta del club. | Monserrat

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Jonathan de Guzman ha dado otro paso en dirección a la puerta de salida de Son Moix. Y parece que esta vez se trata del definitivo. El centrocampista canadiense, cuyo futuro como bermellón llevaba ya mucho tiempo entre interrogantes, ha aprovechado la plataforma de las redes sociales para hablar sin tapujos acerca de sus deseos y forzar una salida que, a día de hoy, está más que cantada. «Fui a Holanda a los doce años de edad para llegar a ser profesional. Vine a Mallorca para dar el siguiente paso. ¿Podéis entender que me quiera ir al Villarreal?», argumentaba ayer por la tarde el futbolista a través de su perfil oficial en Twitter. Quizás podría haber hablado más alto, pero nunca más claro.

A estas alturas de la película, pocos dudan ya de que la fecha de caducidad del asunto está a la vuelta de la esquina. O de que el ciclo de De Guzman como mallorquinista se consumirá en breve. Tanto el jugador como el club llevaban muchas semanas enviando mensajes, algunos más directos que otros, y dejando entrever que los caminos de ambos estaban a punto de separarse. Después de un bautismo más que aceptable sobre la pasarela de la Liga, el jugador nacionalizado holandés logró captar el interés de varios equipos y sobre la mesa de sus agentes empezaron a florecer las primeras ofertas.

Jugosas ofertas

Las más suculentas de todas proceden del Rubin Kazan y el Villarreal, que además de incrementar su volumen de ingresos le garantizan un futuro deportivo más amplio, al menos a corto plazo, y la posibilidad de disputar la Liga de Campeones siempre y cuando superen la fase previa que arranca esta misma semana. Y aunque en Son Moix se niegan tajantemente a valorar la del conjunto castellonense, la postura del jugador ha quedado muy clara.

Pese a contar con un blindaje en su contrato de 12 millones de euros, De Guzman adquirió con Serra Ferrer el compromiso de que abandonaría la Isla si algún club ponía 8 sobre la mesa y ahora pretende hacerlo efectivo. En cualquier caso la propiedad del Mallorca, que prefiere traspasar al jugador al balompié ruso (la oferta del Rubin al jugador es muy superior a la que le conduciría a El Madrigal), sigue manteniendo que no negociará con el Villarreal y exige que la cantidad pactada en su día con el futbolista debe ser íntegra para sus arcas. Y para que así sea la propuesta amarilla debería alcanzar los 10 millones, ya que el propio centrocampista conserva el 20% de sus derechos y su pase.

El Mallorca intensificará a partir de ahora la búsqueda de un recambio para el canadiense, ya que aunque su traspaso supondría una operación brillante desde el punto de visto económico (llegó gratis el verano pasado) acarrearía un serio problema a nivel deportivo. Y todo ello, a menos de una semana para descorchar oficialmente la temporada.