El jugador del Almería Juanma Ortiz disputa un balon con el jugador del Real Mallorca Ramis. | Efe

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Silencio, caras largas y gestos de preocupación. Muchos gestos de preocupación. La plantilla del Mallorca, que hace unas semanas tenía la permanencia al alcance de la mano, ha ido retrasando el remate a la permanencia y en la última semana se ha metido en un laberinto en el que podría quedar atrapado de forma trágica. De momento, los bermellones se van a tener que jugar la vida en la última jornada del campeonato y buscar obligatoriamente una victoria que les sostenga en la azotea del fútbol español. Todo lo que no sea vencer le obligará a echar mano de la calculadora duranet noventa minutos agónicos.

Uno de los futbolistas que hablaron más claro a la salida del vestuario del estadio de los Juegos Mediterráneos era Michael Pereira. «Hemos tenido una semana muy intensa con estos dos partidos fuera de casa», comentaba el francés. «Hemos salido al campo con mucha tranquilidad, demasiada quizás. Después hemos mejorado, pero remontar dos veces en solo unos días es muy complicado. A ver si ahora podemos descansar y recuperarnos un poco», relataba el centrocampista.

Pereira estiraba su discurso destacando que «nosotros metidos en un lío nosotros mismos, no hay nada más que decir. Lo que nos pasa ahora nos lo hemos buscado nosotros, no podemos quejarnos de nada. Afortunadamente no somos los únicos que estamos metidos ahí abajo y habrá que ver quién tiene menos presión en este último partido porque será clave. Pero tenemos que mirarnos solo a nosotros mismos porque si ganamos estamos salvados».

Nunes, por su parte, insistía una y otra vez en que el Mallorca sigue tenieno la sarten por el mango. «Sabemos que seguimos dependiendo de nosotros mismos, aunque sí es cierto que la situación se ha complicado mucho más de lo que todos pensábamos», señalaba el capitán de la plantilla.

Para el central portugués, la clave de este nuevo fracaso reside en lo mal que arranca los partidos el Mallorca. «Si encajamos un gol en los primeros minutos nos ponemos nerviosos y somos incapaces de dar dos pases seguidos, lo que hace que nuestros rivales parezcan superiores. Teníamos que aguantar, pero el gol recibido a los tres minutos lo hemos pagado».

Nunes recordaba que de cara al domingo toda la plantilla «debe estar preparada para lo que habrá en juego. Sobre todo, porque la presión de jugar arriba es muy distinta a la de jugar abajo».