Los jugadores del RCD Mallorca celebran el segundo gol de su equipo durante el partido. | Montserrat T. Diez

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R.C.D. Mallorca Mallorca 2

Sevilla Sevilla 2

Primera División | Jornada 31 | 09/04/2011 22:00 | Final

Mallorca 2 - 2 Sevilla

Mallorca: Aouate; Cendrós, Nunes, Ramis, Ayozé; Aki (Víctor Casadesús, min. 88) , Martí, De Guzmán, Tejera (Joao Víctor, min. 69), Castro (Pina, min. 83); Nsue.

Sevilla: Javi Varas; Cáceres, Fazio, Escudé, Fernando Navarro; Capel (Alfaro, mino. 78), Medel, Romaric (Rodri, min. 36), Rakitic, Perotti; Negredo.

Goles: 1-0: min 15, Aki, de cabeza. 1-1: min. 30, Negredo, de penalti. 2-1: min. 42, De Guzmán. 2-2: min. 67, Rakitic.

Àrbitro: Turienzo Alvarez (comité castellano-leonés). Amonestó al «Chori» Castro, De Guzmán, Medel, Nunes, Fazio, Fernando Navarro.


Por segunda vez en el mismo curso, el Mallorca le demostró a Gregorio Manzano que hay vida detrás de su marcha. Aunque esta vez no levantó los brazos, el equipo isleño aleccionó al Sevilla en un porcentaje notable de la noche, le maltrató por momentos, aunque pagó un peaje excesivo a dos errores defensivos y le regaló un punto a su anterior entrenador, que factura en su equipaje de retorno una bronca monumental de Son Moix. El empate no alcanza para festejar todavía la salvación, pero sí aleja a su enemigo del sueño de la Champions que le arrebató en el último suspiro del curso pasado (2-2).

Como si no hubiera transcurrido el tiempo, el grupo de Laudrup abrió la puerta de la noche con el ritmo y la verticalidad que impuso en el Sánchez Pizjuán en el partido de ida. Presionando muy arriba al conjunto hispalense, moviéndose al compás del dúo dinámico Tejera-De Guzman, con el renacido Castro ofreciendo su mejor versión por la izquierda y el japonés Aki desquiciando a Navarro en la otra orilla, el Mallorca redujo a su enemigo a cenizas y comenzó a asestarle golpes.

Solo en el primer cuarto de hora, los isleños acorralaron al Sevilla a base de córners y con un par de ocasiones que pusieron a prueba los guantes de Javi Varas y sonrojaron a los centrales. Del rival, solo generaba noticias Perotti, bien taponado por Cendrós y... Aki, solidario con su lateral.

Mientras tanto, el Mallorca tiraba de recursos técnicos, tácticos y físicos. El gol parecía cuestión de tiempo. De apenas 16 minutos. Escudé falló en el despeje, tras un balón largo de Ayoze, y Tejera encontró petróleo. El catalán se subió a la moto y en la frontal del área cedió a Castro, escorado a la izquierda. El toque sutil del Chori al segundo palo acabó con un testarazo académico de Aki (min. 16) para encender las calderas de Son Moix y alargar la cara de Manzano...

La escuadra balear no levantó el pie del acelerador. Todo lo contrario. Con dos velocidades más que su enemigo, el Mallorca se acercó con criterio a Javi Varas. Quería el segundo. Buscaba el segundo. Merecía el segundo.

Sin embargo, el Sevilla encontró una cantimplora en el desierto en forma de penalti. En una jugada sin excesivo peligro aparente, Ramis y Negredo porfiaron por un balón en el área mallorquinista. El pobler calculó mal y derribó al ariete. Penalti. El punta sevillista no perdonó y selló el empate (min. 29). Media ocasión y gol. Injusto, pero real.

Lejos de arrodillarse, el Mallorca se puso de pie. El equipo gestionaba a tiempo completo la posesión del balón. Mandaba y manejaba los hilos del encuentro a su gusto, tratando al Sevilla como un guiñapo. Del conjunto hispalense, ni rastro.

El grupo balear amasó dos oportunidades de lujo en apenas un minuto. Primero, Emilio Nsue se enredó ante los ojos de Javi Varas, tras un buen servicio de De Guzman, y arrojó a la basura el mano a mano. De inmediato, un centro preciso de Aki desde la derecha que Tejera, en carrera, le pegó a las manos del meta andaluz.

Cuando el descanso aparecía en el horizonte, la justicia compareció por Son Moix con un golazo. De Guzman cogió el balón en el círculo central, avanzó unos metros y sacó a paseo su diestra para dibujar un misil raso que murió pegado al poste izquierdo de Varas... El juego, ahora sí, se trasladaba al marcador. Incluso era corto en relación a los méritos del Mallorca y la pésima imagen del Sevilla. Merecía la goleada.

El descanso alteró la noche. Entre la bronca de Manzano y el bajón físico indígena, el Sevilla tumbó el campo. En los dos primeros minutos del segundo acto, Capel y Negredo ya habían provocado murmullos en la hinchada. El primero, con un chut raso que Aouate despejó con la yema de los dedos; el segundo, con un cabezazo a bocajarro que picó demasiado y se marchó por encima del larguero. El Mallorca aún no había salido del vestuario, mientras su rival comenzaba a hacer mérito para desnivelar la balanza.

La escuadra de Laudrup perdió dinamismo y sólo las arrancadas de De Guzman encendían la luz de alarma en la zaga hispapalense.

Pese a su dominio, el Sevilla se apoyó en otro regalo defensivo del Mallorca, para firmar las tablas. Un centro rutinario de Cáceres, una indecisión entre Nunes y Aouate y un balón suelto en el corazón del área que Rakitic no desaprovechó (min. 67). El Mallorca veía cómo empataba un duelo que tenía ganado.

Los isleños reaccionaron con un par de acciones de Aki, De Guzman y de un agotado Nsue. En el último minuto, Víctor le entregó el gol a De Guzman, pero el holandés le pegó al cuerpo de Javi Varas con la grada de fiesta. Y, en el descuento, Rodri -el hombre que privó al Mallorca de la Champions el curso pasado- le pegó al cuerpo de Dudu Aouate. El Sevilla se escapó con vida, pero Manzano se fue con una pitada que no olvidará...