El técnico mallorquín es el líder de la nueva propiedad del Real Mallorca. | Teresa Ayuga

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Sobre las espaldas de Llorenç Serra Ferrer (Sa Pobla, 1953) recae el peso del nuevo Real Mallorca 2010-11, el primer proyecto del club bajo la tutela de la administración concursal que está basado en la austeridad. El técnico mallorquín es el líder de la nueva propiedad, aunque su apellido sólo le otorgue el rango de vicepresidente deportivo. Serra ha amoldado el vestuario a los nuevos tiempos, con una drástica reducción de sueldos, y ha dotado a Michael Laudrup de un bloque marcado por la juventud y la humildad. No quiere hurgar en la herida, aunque advierte que el club se ha gestionado con irresponsabilidad. «No puedes presupuestar 50 millones si sólo ingresas 30».

-Antes de entrar en el club, su grupo escrutó las cuentas al detalle y analizó distintos escenarios. Ahora que está dentro, ¿a qué achaca que el club haya llegado a esta situación?

-En primer lugar, porque se ha gastado mucho más de lo que se ha ingresado. Pero, sin querer armar polémica, es una irresponsabilidad proponer cosas que el club no puede soportar. El Mallorca no puede pensar en compensar el presupuesto vendiendo a Aouate, a Castro o al que sea porque si después no se vende, qué pasa. Se fija un presupuesto de 50 millones, cuando el club no puede ir más allá de 28 o 30. Este desfase de 20 millones de euros es una irresponsabilidad. A la gente hay que decirle la verdad y nuestra idea es identificar al club social y deportivamente. Socialmente, no pasa nada por hablar de humildad o sencillez. Porque han desfilado por aquí personajes que han dejado el club al borde de la desaparición. ¿A qué precio se pagan las fiestas, las locuras que se han cometido? Hace un par de años, cuando el equipo finalizó la primera vuelta con 14 puntos, el descenso hubiera sido catastrófico para un club con un presupuesto de 50 millones. Hay que decir la verdad. El Mallorca tiene que ser lo que puede ser. Con sencillez, humildad, trabajo, honradez, honestidad...ese debe ser el Mallorca.

-La impresión es que el mensaje de austeridad, honestidad e identificación está calando entre los aficionados

-De momento, estoy muy satisfecho con la respuesta de la afición. Les hemos enviado un mensaje, unas señales que han sido observadas por los seguidores y por la gente del club. Y los jugadores también nos han enviado mensajes que nos animan a continuar con nuestro proyecto. Como el caso de Nsue, que juega con la ficha amateur de 60.000 euros, sin haber renovado su contrato profesional, y siempre se ha mostrado agradecido a la entidad. Está enviando un mensaje de optimismo a la gente joven que sube, a los profesionales... El mensaje que nos envía Nunes, que en el tramo final de su carrera rechaza ofertas increíbles del Sevilla y del Málaga; que Ramis esté a punto de firmar la renovación; que seamos capaces de convencerlo para que siga jugando aquí. Que Iván Ramis esté a punto de firmar la renovación; que Lux entienda que debe bajar su sueldo... Queremos que el Mallorca tenga un rumbo fijo y no que sea un barco a la deriva que no sabe dónde atracará.

-Da la impresión que ha invertido más tiempo en evitar la fuga de jugadores, como Aouate o Nunes, que en reforzar la plantilla

-Si el club hubiera estado controlado anteriormente, quizás hubiéramos podido invertir algún dinero en otras cosas. No obstante, agradezco a estos jugadores el esfuerzo que han realizado. Aouate se iba si depositaba 200.000 euros y nadie le hubiera podido reprochar nada. Y ese compromiso hay que agradecerlo.

-Todavía no han transcurrido 100 días desde que tomaron el mando, pero en estos meses han tenido que saltar numerosos obstáculos. ¿Alguna vez ha pensado 'dónde me he metido'?

-En ningún caso, porque sabía que el club se encontraba en una situación muy difícil. Muy complicada. Pero hay que mantener la responsabilidad, el rigor, la autoexigencia... valores que nos deben acompañar continuamente. Lo acepté, junto a mis compañeros, y aquí estoy. ¿Que es verdad que han surgido situaciones que no me esperaba? Es verdad. Pero se irá solucionando con el paso del tiempo.

-¿Cómo está siendo la convivencia con los administradores concursales, que han mirado todas las operaciones con lupa?

-Ellos hacen su trabajo y hay que entenderlo. En un principio nos costó mucho, pero después ha habido una etapa más comprensible y amena. Ellos se han dado cuenta que nosotros somos gente seria, que somos los culpables de esta situación, mejor dicho, los que gestionaban anteriormente la institución, y tenemos que ser responsables y rigurosos en el cumplimiento que nos marcan ellos. Hemos disminuido el coste de la plantilla para hacerla más viable, acorda al presupuesto que nos han marcado. Nosotros somos los primeros interesados, por encima de que ellos nos lo marquen, en reducir el presupuesto porque es la única forma de hacer viable a la entidad. Porque las fiestas que se han montado aquí y al precio tan elevado, hay que pagarlas.

«El contrato no puede estar por encima de todo»

No ha sido fácil para Llorenç Serra Ferrer desplegar un proyecto sobre el que llevaba mucho meses meditando. Reconoce el pobler que desde que acudió al rescate del club se ha topado con numerosos obstáculos por el camino y que, curiosamente, los más importantes proceden de las entrañas del Iberostar Estadio. El vicepresidente, que apunta directamente al (todavía) director deportivo del club, Nando Pons, lamenta su falta de colaboración y el hecho de que pretenda agarrarse a su contrato para justificar la esperpéntica situación que vive actualmente en la entidad.

-¿La realidad ha sido más dura de lo que esperaba?

-Sí, sin duda que ha sido más duro. Sobre todo por la falta de colaboración que hemos tenido. También por la falta de aprecio y de estima hacia el club. Aquí nos falta fidelizar a mucha gente con el Mallorca, comenzando por las personas que trabajan aquí. Veo que aquí hay mucho mallorquinista de boca pequeña y nuestro objetivo es lograr que el Mallorca sea una marca de identidad que debemos fidelizar con nuestros trabajadores, que deben defender al club por encima de cualquier cosa. Incluso por encima de ellos. Y esta falta de colaboración que he visto, principalmente en mi área, no es correcta. No es normal que unas personas que son profesionales, que perciben un sueldo muy alto, no tengan ese grado de implicación con la nueva propiedad. No puede ser que uno se crea que está por encima de la institución. No nos hemos visto recompensado con el esfuerzo que hemos realizado a nivel personal de querer asumir esta responsabilidad de gestionar y hacer viable el Mallorca. Porque hemos visto que con otros propietarios se han ido al aeropuerto a esperarlos; se han hecho fotos con ellos; han intercambiado impresiones; han ido a Madrid para exponer sensaciones... y nosotros aquí no hemos tenido ninguna ayuda. Más bien al contrario. Los informes que han realizado los administradores hablan de un proyecto inviable. Y estas cosas, como mínimo, molestan.

-Además de esta falta de colaboración y de estima hacia el club, parece ser que han torpedeado algunas operaciones. ¿Le consta esta circunstancia?

-No me consta porque no lo puedo demostrar, pero es verdad que han aparecido cosas que no me esperaba y que han surgido de un día para otro. O que hemos pedido algunos contratos y estos no aparecen... En fin, una serie de cosas que no entran en la cabeza.

-En estos momentos, ¿cuál es la situación de los miembros de la dirección deportiva que no entran en los planes de la nueva propiedad como, por ejemplo, Marcos Martín o Nando Pons?

-A Marcos Martín se le rescindió el contrato, mientras que el tema de Nando Pons está en manos de abogados y, de momento, no hay acuerdo. Sorprende porque lo mejor sería arreglar las cosas, agradecer al club los años que has permanecido aquí y tratar de alcanzar un acuerdo. En cambio, se ha apostado por todo lo contrario: hacer un pulso, oponer una resistencia dura y cerrada en que, sí o sí, el contrato está por encima de todo. Y el contrato no debería estar por encima de todo, porque en ese caso estamos hablando de personas que trabajan para el Mallorca, pero no de mallorquinistas. Si hablamos de mallorquinistas, esta postura no se entiende.

-Además, tratándose de una persona que dijo públicamente que su contrato no sería problema si entraba una nueva propiedad y no contaban con él

-Si, así es. Pero es un tema que está en manos de los abogados para intentar llegar a un acuerdo. De momento, no hay señales que nos inviten a pensar en un arreglo.

-Al margen de los problemas con la dirección deportiva, ¿le trastocó mucho los planes la decisión de la UEFA de excluir al equipo de las competiciones europeas?

-Ha sido un problema muy importante; primero por los futbolistas y los técnicos de la pasada temporada. No es una cuestión de coger el premio económico que supone, sino de darle el respaldo de lo que supone entrar en competición europea. Para el Mallorca es tan importante como ganar un título. Ellos, más que nadie, se merecen esto. Nos sentimos decepcionados por ellos y por una afición que siempre estuvo al lado. Son los dos elementos que más decepción me causan la exclusión de la Europa League. Y en lo económico afecta porque, en nuestra situación, poco es mucho. Ahora el tema está en manos de la jueza, que ya dictó un auto para que se abstuvieran de excluir de la Europa League porque perjudicaba a la masa. No sé qué va a pasar ahora.