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Tomeu Vidal cerró la puerta del Real Mallorca con un discurso cargado de elogios hacia el propietario Mateu Alemany y de críticas a la familia Martí Mingarro, que le brindaron la posibilidad de ocupar la presidencia de la entidad desde mediados del pasado mes de agosto hasta el epílogo redactado ayer en Son Moix. La dimisión del abogado mallorquín impulsará hasta el sillón presidencial de la SAD balear al vicepresidente Miquel Vaquer, que previsiblemente la próxima semana será nombrado por el consejo de administración.
Junto a Tomeu Vidal, oficializaron su marcha del club balear los vocales Alex García y María Antonia Garcías así como la vicesecretaria del consejo, María Pons. Estas renuncias dejan al órgano de gobierno con sólo cuatro integrantes: Mateu Alemany, Francisca March, Miquel Vaquer y Luis Huerta.
Vidal lanzó un dardo envenenado a la familia Martí Mingarro: «Sólo lamento que cuando se descubrió aquel engaño, a mi amigo Luis Martí Mingarro le faltara honor, gallardía y valor. En aquellos días tan complicados no recibí ni una llamada para pedirme perdón. Fin de la historia», indicó el letrado, que dejó claro el sentimiento de decepción y soledad que le produjo la nefasta etapa de los empresarios madrileños al frente del accionariado.
El ex presidente elogió la figura del propietario: «Ha sido un lujo y un placer haber compartido esta etapa con Mateu Alemany. Ha salvado al Mallorca del desastre en más de una ocasión y me tiene a su entera disposición». Vidal no quiso analizar la falta de respeto de la plantilla en los actos de celebración porque «no comentó las anécdotas». Agradeció el trabajo de todos los empleados y resumió en una palabra su estancia de nueve meses en el club: «Extraordinaria. Gracias, ha sido un placer».