MAteu Alemany, ayer en el Pro Am del torneo. | Monserrat

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En pleno temporal institucional, con una conspiración orquestada en su contra por Gregorio Manzano y Nando Pons, Mateu Alemany optó por refugiarse en Pula Golf, donde participó en el Pro-Am del torneo que arranca hoy. La noticia publicada ayer por este periódico provocó una erupción notable en el mallorquinismo. Con el último capítulo del curso a punto de redactarse, tanto el director deportivo como el entrenador están preparando una estrategia para tratar de evitar que el propietario inste concurso de acreedores, una situación que salvo milagro se producirá quizás la próxima semana y que sería perjudicial para los dos empleados que más cobran de la SAD balear. De hecho, ambos se están documentando para buscar asesoramiento legal con el objetivo de percibir íntegros sus millonarios contratos. No están dispuestos a perdonar ni un euro.
En las últimas semanas, las relaciones entre Alemany y el dúo Pons&Manzano se han deteriorado en exceso hasta el punto de atravesar su peor momento.
La cúpula no comprende la deslealtad del entrenador, que en este final de campeonato está más pendiente de esparcir a los cuatro vientos que nadie de la entidad se ha dirigido a él para insinuar ni siquiera la renovación que de enfocalizar la atención al duelo del próximo sábado en Son Moix con una plaza de Champions en juego.
También se ha dedicado a ensalzar la gestión realizada por Vicenç Grande y su supuesta potencia económica. Y ha recordado que con la anterior propiedad renovaba antes de concluir el campeonato. En el caso de Pons, la entrada en concurso supondría un alivio para la entidad y un duro revés para su economía personal. Todo implica que el ex jugador del Murense debería retornar al club el regalo de 1 millón de euros que le dio Grande por traspasar a Güiza. Además, también peligraría el blindaje de su contrato que le firmó el dueño del Grup Drac. La amenaza del concurso inminente ha puesto en guardia a la sociedad limitada de Pons y Manzano.