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Rafael Nadal se mostró «triste» tras su eliminación en cuarta ronda del Abierto de EE.UU. pero también motivado para seguir adelante y más confiado en su estado físico tras la lesión.

«Esta derrota no me va a quitar el sueño, ni me voy con sensación de no llegar», declaró en la rueda de prensa tras ser eliminado por el francés Lucas Pouille, que se impuso al mallorquín en un encuentro cardíaco que no se decidió hasta el último punto del quinto set.

Sobre su derrota en un partido igualado contra Pouille que duró cuatro horas y cinco minutos, con resultado de 6-1, 2-6, 6-4, 3-6 y 7-6 (6), reconoció que podría haberlo ganado tanto como perderlo.

«No he jugado mal, pero tampoco lo suficientemente bien para ganarle», explicó Nadal, que como lectura positiva del disputado encuentro en el que dijo cometió «algunos errores» sacó el haber «luchado hasta el final».

«Lo hice lo mejor que pude y uno no tiene obligación de hacer más si ya lo dio todo», señaló el tenista español, que dijo no querer «buscar excusas».

«He perdido, eso es lo importante. Este tipo de partidos (igualados) si los ganas te dan gran confianza, te sientes fuerte, (...) y si los pierdes parece que se acaba el mundo pero no es así. La vida sigue», afirmó.

Nadal se declaró «preparado para estar arriba» pese a esta eliminatoria en el que era su vuelta a un Grand Slam tras la lesión que le obligó a apartarse en Roland Garros.

Sobre ello, el mallorquín dijo irse del torneo «con mucha más confianza en la recuperación» que antes de llegar al torneo.

A propósito de Pouille, destacó tanto su juventud como su capacidad para todos los golpes.

«Tiene potencial de estar en el top 5», destacó del francés de 22 años, que consiguió imponerse a Nadal en el último punto que mantuvo en vilo al público del Arthur Ashe en Flushing Meadows.

Finalizada su participación en el torneo, explicó que ahora regresará a Mallorca para «seguir trabajando en cosas que hay que mejorar».

Nadal se refirió a la solidez de su drive, que dijo debe «volver a ser capaz de hacer daño a los rivales».

Preguntado sobre cuantos años le quedan en competición al más alto nivel, Nadal, de 30 años, afirmó sentirse todavía «físicamente muy bien».

«No sé los años que me quedan; si uno, dos, tres o seis. Las cosas del futuro no se pueden predecir ni preparar. Tengo 30 años pero no me veo como para dejar de hacer lo que me gusta», explicó.

«Creo que los años que me quedan los disfrutaré y los pelearé hasta que mi cabeza y mi físico me dejen hacerlo. Cuando llegue el día que se acabó, lo sabré, de eso estoy seguro», añadió.