La canción de Vicco fue la más coreada de la noche.

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Tras la conquista de la Copa Intercontinental y la celebración de rigor en el parquet del pabellón Costa Cavalcanti, los jugadores, sin ni siquiera ducharse, se subieron al autobús con dirección al hotel Wyndham Foz, cuartel general de la expedición palmesana. «Tenéis 10 minutos para subir y ducharos o si no nos quedamos en el hotel. Ya nos ha anulado la reserva en el restaurante que habíamos reservado y tenemos otra pero hay que volar», explicaba José Tirado al borde de la medianoche. En el autobús, más silencio que otra cosa, algo sorprendente tras haber ganado la Copa Intercontinental. Sería el cansancio.

Diez minutos después, el hall del hotel era un hervidero de camisetas verdes conmemorativas de la final. El restaurante escogido, uno especializado en carne a la brasa, plato por excelencia de la cocina brasileña. Mesas largas, gran ambiente con Carlos Barrón, cómo no, como maestro de ceremonias. Nochentera, la canción archifamosa de Vicco y convertida en el ‘himno’ del equipo desde que la cantante actuara en el Velòdrom Illes Balears en la final de la Champions League, inundaba el ambiente. Corría la carne y no menos las jarras de cerveza de 2,5 litros en forma de trofeo.

Algunos optaron por retirarse después de la cena. Otros, la mayoría, continuaron el festejo en la discoteca Lobby, de música brasileña. Los más noctámbulos llegaban pasadas las 5 de la mañana y la mayoría der estos optaron por no dormir. A las 7 de la mañana partía el autobús con dirección a Sao Paulo desde Foz de Iguazú. Después, una escala de tres horas antes del vuelo Air Europa a Madrid, cuyo aterrizaje está previsto para primera hora de la mañana del sábado. A las 9:40 horas aterrizará en Son Sant Joan la última aeronave de la jornada tras más de 20 horas dando ‘tumbos’. Y a las 12:00 horas, recepción en el Palau d’Esports de Son Moix. Alguno lo va a pasar más, a pesar de la alegría de un triunfo histórico.