Donald Miranda, entrenador de Adrián Abadía, junto al medallista de bronce. | RFEN

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Con una sonrisa infinita y embargado por la felicidad de un momento único, Adrián Abadía explicaba sus primeras sensaciones tras lograr un histórico bronce en el Campeonato del Mundo de saltos, el primero en la historia de España, además de la clasificación para los Juegos Olímpicos de París. «Estoy gritando de alegría por dentro. Es una medalla que no esperábamos, pues el objetivo era clarísimo, y era lograr la plaza olímpica, entrando entre los cinco mejores», explicaba el mallorquín, que junto a su compañero en sincronizados de 3 metros, el canario Nicolás García Boissier, había firmado una página para los anales.

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«Estamos muy contentos, porque tras cada salto hay mucho trabajo y al final todo esto tiene que salir», proseguía el deportista del Club Saltos Mallorca y el CTEIB, que dedicó esta gesta «a mi madre y mi abuela, que son mi papá y mi mamá, va por ellas», destacaba emocionado el pupilo de Donald Miranda.

Destacó la labor de su compañero Nico García Boissier para alcanzar este hito y ser olímpicos, además de llegar a París con un bronce mundial al cuello. «Con Nico es muy especial trabajar, es una persona que llevaré siempre en mi corazón al igual que la medalla», admite Adrián, al que todavía le costaba me cuesta «asimilarlo, pero vamos a unos Juegos, y ahora hay que hacer el mismo trabajo e ir a por todas», bromeando al cierre porque «al final me voy a poder comer ese croissant en la Villa Olímpica», que tenía apalabrado con Rodrigo Gil Sabio, jefe de prensa de la Federación Española.