Cosme Prenafeta, en un partido internacional durante su etapa como jugador.

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La Audiencia Provincial de Almería ha confirmado las penas de dos años de prisión para Cosme Prenafeta, entrenador e histórico jugador de la selección española de voleibol, por abusar sexualmente de dos jugadoras a las que entrenaba y a las que besó sin su consentimiento, además de tocarle las nalgas a una de ellas.

La sentencia desestima un recurso de apelación contra el fallo original que declaró probados los hechos. Además, recuerda que el exjugador de 51 años «reconoció expresamente haber besado en la boca a las dos chicas», aunque defendió haberlo hecho con el consentimiento de ellas, un argumento que ha rechazado la jueza.

El fallo también expone que las denunciantes y el acusado «coincidieron en destacar la buena relación» que existía entre ellos antes de lo ocurrido, por lo que descarta que ambas «quisieran perjudicar al que era su entrenador» desde los 14 años, y a quien «consideraban y querían como un padre».

De esta manera, subraya que no existe «motivo para dudar» del testimonio de ambas jóvenes, pese a haberlo prestado «estando claramente afectadas por lo acontecido» debido tanto a su «inmadurez a pesar de su recién cumplida mayoría de edad y en relación con los años del acusado» como a «la relación fraternal que les unía con él en el ámbito deportivo».

"Ninguna de las dos quiso ser besada por el acusado, no esperaban ser besadas por él, no se encontraron cómodas con este hecho, ni lo buscaron, ni consintieron«, traslada la sentencia, que detalla cómo »en reiteradas ocasiones, ambas espontáneamente mostraron el rechazo a lo que sucedió".

Hace referencia, así, a expresiones tales "quiso meterme la lengua pero yo me resistí; no quería, lo aparté con los brazos; usábamos el ir al baño como vía de escape; se me vino encima, me intentaba separar, me sentía como una marioneta; no entendía lo que estaba pasando, estaba asustada, estaba en shock o le dijimos que no queríamos jugar al juego de quitarnos prendas y le dijimos que no queríamos ducharnos".

De esta manera, recuerda lo ocurrido en la comida que el entrenador celebró el 28 de diciembre de 2020 en su casa, donde las víctimas se quedaron a solas con el entrenador después de que se marcharan sus compañeras, "consumiendo bebidas alcohólicas y participando en un juego que consistía en realizarse preguntas de índole sexual y beber chupitos de alcohol".

Durante dicho juego, con «ánimo de satisfacer sus deseos lúbricos», Prenafeta se acercó a una de las chicas en el salón de la casa y la agarró por el cuello con una mano para darle un beso en la boca que «duró varios segundos». La víctima intentó separarse y apartó a Prenafeta con los brazos.

Todo esto ocurrió mientras la otra víctima se encontraba en el baño, pero cuando regresó el exjugador se acercó a ella en tres ocasiones en la cocina, en la terraza y en una habitación para besarla en la boca y en el cuello, y en una de estas ocasiones le tocó las nalgas.

Además de las penas de un año de prisión por cada uno de los dos delitos de abuso sexual por los que había sido condenado Prenafeta, también se le ha impuesto órdenes de alejamiento de 200 metros durante tres años y el pago de indemnizaciones de 3.000 euros a cada una de las perjudicadas.