Imagen de la joven jugadora mallorquina Ana Juárez posando en la sede de la Federación Balear de Billar en el Velòdrom Illes Balears. | Miquel Alzamora

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Una mesa de billar a tres bandas impone respeto. Por sus dimensiones, por su tacto, por su estilismo que transita entre lo romántico y lo clásico. Porque para acercarse a ellas hay que hablar el idioma del billar, sentirlo, quererlo y tratar de dominarlo. Todo pasa por visualizar jugadas, golpes, carambolas. Imaginar el transitar de la bola por el tapete, medir su potencia, dotar en cierta manera de vida a ese golpe. En la sede de la Federación de Billar, en el primer piso del Velódromo Illes Balears, se respira un ambiente de película de Humphrey Bogart. Luces sobre los tapices, ruido de tacos impulsando las bolas siempre caprichosas. Unas veces van donde quieres. Otras no. De eso se trata este juego. De domesticar lo indomesticable. Una de las especialistas en hacerlo es mallorquina.

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Su nombre es Ana Juárez y a sus 18 años ha situado ya su nombre entre las mejores de circuito español. Es la número 2 y persigue con tesón y esfuerzo el camino de la gloria, esa carambola mágica que le mantenga en lo alto de la cima en un deporte donde se combina la sangre fría, la matemáticas, la astucia y el talento, con un poco de suerte. De mirada curiosa y despierta, contesta rápido, como su juego. No duda a la pregunta sobre que es lo peor del billar. «Los nervios. En esos momentos previos a la partida son difíciles de controlar, pero trato de crecerme». Paralelamente su mejor virtud es saber transitar sobre un hilo de cobre sin red. «En acciones clave, en la muerte súbita, me crezco. Sé generar a mi alrededor una burbuja en la que solo visualizo la jugada. Por una parte siento nervios, pero por otra mantengo una frialdad que por momentos hasta me sorprende», relata en un encuentro con Ultima Hora.

Con 14 años ya disputaba campeonatos absolutos y recientemente la ha reclutado Estela Cardoso, la mejor billarista española en categoría femenina, para las partidas por parejas. Palabras mayores. Estudiante de bioquímica combina apuntes, libros, trabajos y exámenes con entrenamientos y viajes por la península y Europa. Se hace difícil, perse a que al ser deportista de élite tiene la opción de aligerar cierto peso en cuanto a asignaturas. «Entreno cada día, unos días más otros menos. Cuando estoy aquí tengo la cabeza en el billar y cuando estudio intento centrarme en la materia en cuestión», indicaba. Llegar a ser número dos de España no es sencillo como tampoco lo es situarse en el top 20 de las mejores europeas, ella ahora es la número 14. En su aventura le acompañan dos patrocinadores principales, el DS Billiards, tienda especializada en todo tipo de productos de billar y también el Restaurante Beewi del Paseo Mallorca en Palma. Seguro que llegarán más porque el billar sigue dando pasos adelante en silencio, como el rodar de las bolas.

Entre sus logros está la medalla de plata en uno de los campeonatos de España en los que participó. Lleva haciéndolo desde 2018 y siempre ha venido con metal. También consiguió en 2919 la medalla de bronce en un campeonato de España sub15 mixto. Otro tesoro incalculable. La gran pregunta. ¿Llegará a ser profesional? Ella sabe que es difícil dar ese paso en el mundo del billar, pero su talento y voluntad hacen que hoy no tenga techo. Lo mejor está por venir. Seguro.