Paula Barceló posa en las instalaciones del CN Arenal. | Jaume Morey

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El breve ciclo olímpico que separa Tokio de París, en el caso de la vela Enoshima de Marsella, ha permitido a Paula Barceló (Palma, 1996) acelerar dentro de su formación académica y embocar la recta final de los estudios de Medicina que compagina con una nueva campaña olímpica en el 49erFX que comparte con Támara Echegoyen.

Tras quedarse a las puertas del podio en los últimos Juegos, ambas volvieron a unir fuerzas mirando a 2024. Además, la regatista del Club Nàutic Arenal hizo historia en la SailGP, aunque deberá cribar sus retos para focalizar esfuerzos en desafíos prioritarios. Y los Juegos lo son. Tras colgarse el bronce en el pasado Mundial, la siguiente cita del tándem Echegoyen-Barceló será el Sofía. «Solo participé una vez, en 2019, y además del nivel de la prueba, podré estar con mi familia», admite Barceló.

Por delante, un 2023 en el que el Mundial de La Haya (agosto) otorga las primeras plazas olímpicas, con una segunda oportunidad en 2024, en Lanzarote, y entre medias un Europeo (Portugal) para probarse. «La ilusión la tenemos. Ahora nos preocupa más estar bien en el Mundial que la plaza olímpica. Una cosa será consecuencia de la otra», refiere, destacando como factor clave «la motivación», pues el trabajo de compenetración ya está hecho. «Dejamos de navegar un año para pensar. Y al final, encontramos esa motivación para llegar a 2024».

Alternando estudios y entrenamientos en función de la agenda de Támara –participa en The Ocean Race–, apunta que, tras París, «me quedará sexto de Medicina y después veremos qué hacemos, pero tengo claro que en algún momento me centraré en la Medicina». Aunque lo dará todo por su sueño: una medalla olímpica.