Cintia Rodríguez posa sobre la barra, en el CTEIB. | Pilar Pellicer

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Es el regreso más esperado, anhelado, trabajado y soñado. Ha quedado claro, por si no lo estaba ya, que la capacidad de superación de Cintia Rodríguez (Inca, 1994) no conoce límites y, dos años después de su última puesta en escena -Mallorca Gym Cup, febrero 2020-, habiendo tenido que renunciar al objetivo vital de esta gimnasta indestructuble (los Juegos Olímpicos de Tokio) la deportista del Xelska Illes Balears tiene una fecha y un lugar marcados en el calendario: el 7 de mayo, en Gijón. La Liga Iberdrola, en principio con el equipo de Segunda División, será el escenario de la reaparición de una de las gimnastas más queridas y carismáticas de la artística mundial.

Entrada en la fase final de un largo proceso de rehabilitación tras su novena operación de rodilla en doce años -la cuarta en la izquierda-, la que le privó de hacer realidad su sueño de competir en unos Juegos Olímpicos en Tokio, Cintia argumenta este largo viaje de vuelta «como una cuestión de actitud e ilusión». No las tenía todas consigo, pues «meses atrás, una parte de mí no creía que volvería a competir... Pero tanto los médicos como Pedro (Mir) me dijeron que podría hacerlo... Entonces, fue cuando hice 'click' y lo ví más claro», relata la internacional, que va paso a paso y sin forzar. «Si no llego a hacer el completo de paralelas, presentaremos otro ejercicio. Pero el 7 de mayo quiero estar compitiendo. La rodilla está bien, dentro de lo malo que estaba el pasado año y veo que cada día va a mejor», explica Rodríguez, que semanas antes de los Juegos de Tokio sorprendió con su anuncio: debía pasar por quirófano una vez más y renunciaba a esa plaza olímpica que ella misma ganó para España.

Sensaciones

«He soñado muchas veces con el momento de volver... A nivel personal, creo que será complicado describir cómo puede ser», confiesa la ‘inquera', que enfoca a la vez la recta final de sus estudios de Criminología y no descuida su formación como entrenadora y juez, pensando en su futuro dentro de la gimnasia. Un deporte y un entorno en el que se ha sentido «muy arropada    en los momentos difíciles», como fue su renuncia a los Juegos. «Cuando anuncié que no iba, la gente se volcó... No tenía palabras... Y cada vez que subo un vídeo, siguen llegando esos ánimos que tanto me han ayudado a seguir adelante», prosigue la deportista, de 27 años y líder del equipo español durante el pasado ciclo olímpico.

Admite, a la par, que esta nueva etapa supone un «volver a empezar». Y no quiere hablar de objetivos más allá de ese 7 de mayo. Y, mucho menos, de París 2024. «No pienso más allá del día a día. Objetivo a objetivo... El primero será la Liga Iberdrola, volver a sentirme bien y competitiva y disfrutar. Creo que eso será suficiente», dice con gesto emocionado una gimnasta que ha encontrado en la bicicleta a su mejor aliada «para fortalecer la rodilla, hacer deporte y despejarme», afirma la ciclista del equipo Qromia, habitual ya del pelotón de la Challenge de Féminas. «La bici me ha hecho olvidar en parte todo lo que ha pasado. Ha sido un nuevo objetivo personal. Ponerme un dorsal en ciclismo me ha ayudado cuando no he podido hacerlo en gimnasia», asegura Cintia.

Sinceridad

A la vez que, en un derroche de sinceridad, advierte que es consciente «de que no tengo el nivel de antes, pero mi mayor victoria será haber vencido a los miedos, al sufrimiento... Disfrutar es mi objetivo ahora mismo, volver a sentirme gimnasta y dar lo mejor de mí misma. Pase lo que pase, la gimnasia ha sido, es y será mi vida», afirma con rotundidad Cintia Rodríguez. La deportista a la que la gimnasia artística le debe una tras entregarse en cuerpo y alma a una modalidad en la que su elegancia se ha convertido en su sello de calidad y un rasgo que ha convertido a esta inquera en una estrella que, tras meses trabajando en la sombra, en la sala del CTEIB junto al técnico Pedro Mir y con su equipo de fisioterapeutas y médicos, vuelve a ver la luz. Y cuenta los días para volver a ponerse un dorsal y sentirse otra vez gimnasta. En la que será, tal vez, su victoria más grande tras toda una vida consagrada a su deporte. Ahora, se inicia una nueva etapa para una de las gimnastas más elegantes que ha conocido Balears. Un referente con quien el deporte tiene muchas cuentas pendientes, y una de ellas puede saldarse en poco más de dos años y en París. Pero, por ahora, el tiempo lo dirá.