Miguel Sánchez-Cuenca, durante el encuentro con este diario. | Miquel Àngel Cañellas

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Es uno de los profesionales con mejor reputación dentro de su parcela en el mundo de la vela, y esa pasión y oficio le ha permitido vivir experiencias del calado de la 36ª edición de la Copa América. Recién aterrizado desde Auckland (Nueva Zelanda), donde ha pasado los últimos cinco meses, Miguel Sánchez-Cuenca Alomar (Palma, 1965) destaca todo lo que mueve la competición más antigua del mundo. Dentro de la estructura del Luna Rossa Prada Pirelli italiano, se quedó cerca de alzar la Jarra de las Cien Guineas, que retuvo el defensor, el Emirates Team New Zealand. Eso sí, en la Copa Prada, que definía al aspirante oficial, superaron con holgura al INEOS (7-1), «que pudo ser un 7-4, pero todos fue perfecto, aunque no estábamos tan delante como refleja ese marcador final», asegura el meteorólogo mallorquín, que al frente de www.metwind.com se ha labrado un prestigio en el mundo de la vela que le lleva a tener un contrato de exclusividad con Italia de cara a los Juegos Olímpicos de Tokio y a trabajar en el presente con federaciones de peso como Australia.

La revolución tecnológica también ha invadido el mundo de la meteorología. «En 1995, todo era intuición, situaciones generadas... Hoy en día, cualquiera tiene más información en su móvil de la que nosotros manejábamos entonces», comenta.

Su trabajo en Nueva Zelanda y en un escenario como Auckland le llevaban a «predecir con la intuición, porque las condiciones cambiaban mucho. Era complicado e incluso debíamos decir cosas que iban contra los modelos», proseguía Sánchez-Cuenca, quien resalta que la participación del Luna Rossa Prada Pirelli «ha sido una locura para Italia. Al nivel del fútbol. Son un orgullo para su país por disputar la final de la Copa América. Era impresionante... Allí, trabajar para el Luna Rossa es como si te llama Ferrari, para que se haga a la idea», espeta.

Igualmente, el ambiente y la identificación de los neozelandeses con la competición y su sindicato «es espectacular. El Estado colabora y la gente de la calle está encima», recuerda.

Junto al también mallorquín Jordi Calafat (enrolado en el American Magic junto a Elvira Llabrés), ha vivido esa experiencia, de la que destaca «el inicio de la competición. Es emocionante». De la final con el Emirates Team New Zealand (7-3) confiesa que «navegamos igual o mejor que ellos, pero su equipo de diseño o sus decisiones fueron mejores, el barco puede ser más maniobrable, pero corre menos... Hay factores que marcan las diferencias», resalta.

La relevancia del trabajo del meteorólogo en un resultado pasa por «tener claro el escenario y saber qué te vas a encontrar. En este caso, el regatista o los regatistas. Hay que darles confianza», refiere Sánchez-Cuenca, quien agradece el reconocimiento del que goza a consecuencia de su buen trabajo.

Olímpico con España como técnico en Sydney 2000 y meteorólogo de 2004 a 2016, en la Copa América ha trabajado en las ediciones de 2007 (Mascalzone) y 2021 (Luna Rossa Prada Pirelli), además de participar en Mundiales, Europeos o la Volvo.