Enric Mas antes de un entrenamiento. | PHOTO GÓMEZ SPORT

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El nombre de Enric Mas Nicolau (Artà, 1995) ha sonado con más fuerza si cabe dentro del pelotón profesional en este 2020 tan extraño. En su primera campaña defendiendo los colores del Movistar Team, el ciclista mallorquín ha alcanzado un hito para este deporte en la Isla con su histórica quinta plaza en el Tour de Francia, que repitió en La Vuelta, en la que, además, se coronó como el mejor joven de la general. Las experiencias amontonadas dentro y fuera del asfalto conforman el legado que dejará este ejercicio en un potencial aspirante al podio y la general de las ‘grandes’.

¿Cómo ha afectado la pandemia, el confinamiento y sus consecuencias en el mundo del deporte a la hora de entrenar y competir en este 2020?

—A nuestra preparación sí que ha afectado. Yo, por ejemplo, hacía cuatro años que seguía la misma planificación, con las mismas carreras, sin alterar demasiado el calendario. Todo era muy metódico. Yo llevo cuatro años y lo he notado, pero otros llevan muchos más y para ellos seguro que ha sido más complicado amoldarse. Ha sido un año atípico. Durante el confinamiento hicimos mucho trabajo. En algunos países no pararon y pudieron salir cada día... No sé si eso ha afectado o no. En mi caso, creo que algo sí. Pero las cosas han venido así y hay que aceptarlas, pues la salud está por delante de todo y más en una situación como la actual. En cuanto a la competición, podemos dar gracias de que se ha podido hacer un buen calendario tras unos meses de muchas dudas. Y hay que agradecer que hemos podido correr, y que salvo algunas clásicas y el tramo final, el grueso de lo que se pudo salvar en su momento, se ha corrido.

Correr dos ‘grandes’ en un mismo año, por primera vez y con poco margen de recuperación ha supuesto toda una carga de experiencia y una prueba de fuerza...

—Físicamente aguantas, pero mentalmente se ha hecho duro, especialmente la última semana de La Vuelta, pues son fechas en las que no estamos acostumbrados a correr y la climatología ha sido muy diferente a lo habitual, con temperaturas más bajas y condiciones más complicadas en carrera. Pero lo ha sido para todos. Cuando estás acostumbrado a acabar la temporada a mediados de octubre, hacerlo ya entrado el mes de noviembre, se hace duro. Pero hemos tenido suerte al final, pues ha hecho frío, sí, pero no nos mojamos mucho y hubo días buenos en cuanto al tiempo para las fechas en las que corríamos.

Con el paso del tiempo, ¿valora más todavía lo que supone una quinta posición en la general del Tour de Francia?

—Estoy contento, mucho. Además, mirando al futuro, el año ha sido difícil y diferente. No sé qué hubiera pasado si hubiera sido un año normal, si habría ido mejor o peor. Pero ser quinto en el Tour de Francia es esperanzador para los próximos años. Si en la primera semana no hubiera perdido segundos en dos días y en la segunda unos cuarenta segundos más, tal vez estar en el podio no hubiera quedado lejos. Pero ha sido así. Tendría que haber llegado mejor a la primera semana y acabar igual que lo hice, pero son carreras y ahora sólo podemos aprender de esa experiencia.

En 2019 fue a aprender, pero ahora esa experiencia se va convirtiendo en una obligación. ¿Qué le aportó la ronda gala con esa exigencia y expectativas?

—Pienso que en la primera semana nos faltó estar con los mejores hasta el final. Pero a mediados de la segunda ya me logré colocar con ellos. El Tour de este año me ha permitido acumular una experiencia importante a la hora de gestionar la carrera, que me servirá de mucho. Personalmente, he aprendido la lección.

Después del Top 5, el siguiente paso es meterse en el podio...

—Ojalá. Espero que se pueda conseguir, si es el año que viene, fantástico. Pero hay mil factores que pueden intervenir y condicionar la carrera y tu rendimiento. Para lo bueno y para lo malo. Voy a trabajar para eso, para estar en el podio del Tour y saldremos con ese objetivo.

¿Ha tenido algún momento crítico durante las dos grandes carreras que ha disputado?

—Todos los corredores tienen malos momentos. Yo también, claro. Hubo alguno que me costó, pero forma parte del deporte y esa experiencia es la que te permite superarlos, afrontarlos y gestionarlos cuando lleguen.

Tanto Tour como Vuelta han acabado siendo pruebas de selección o eliminación.

—Es así. En los últimos años, el ciclismo ha adquirido esta forma de correr que se ha visto en este 2020. La Vuelta, de cara al espectador, ha sido más divertida y emocionante. En el Tour todo estaba más controlado. Fueron carreras de eliminación, como dices, y es una forma de competir que también debemos controlar.

¿Cómo vivió siendo testigo directo dos desenlaces tan eléctricos como los que llevaron a las victorias de Pogacar y Roglic?

—El Tour y La Vuelta se decidieron en el último kilómetro de la penúltima etapa tras tres semanas. Todo está tan igualado que hasta el último momento puede cambiar y decidirse todo, como se vio especialmente en el Tour con la cronoescalada. Y hay que tener en cuenta las bonificaciones, basta ver cómo ganó Roglic La Vuelta y, por eso, tendremos que trabajar ese aspecto, pues tienen un valor determinante.

¿Ha notado la ansiedad por competir y lograr resultados ante una temporada tan diferente y con un calendario apretado?

—Es el ciclismo moderno. No es que se corra más rápido porque haya que demostrar cosas. Cada temporada la gente acaba contrato y quiere conseguir mejores resultados y, en consecuencia, mejores condiciones. En este caso, había menos tiempo para alcanzar estas metas.

Lo que sí ha quedado patente es su enorme capacidad para ir de menos a más y progresar de manera ascendente en pruebas de tres semanas.

—Ha sido así. Las primeras semanas, por ejemplo en el Tour, me ha faltado un poco para llegar. En las segundas evoluciono y en las terceras me encuentro muy a gusto en carrera. He de ser más regular. Ese es otro objetivo para el futuro.

¿Se ha consolidado la revolución de los nuevos valores del ciclismo mundial en 2020?

—Antes era un poco diferente. Los ciclistas empezaban a destacar de verdad con 27 o 28 años y hasta que se retiraba. Ahora, ha cambiado. Tenemos a Evenepoel, Pogacar, Van Aert... Gente joven como la de mi generación... Pero los que tienen más años y experiencia también han demostrado muchas cosas durante este año. El nivel internacional es espectacular y eso hace que cada resultado tenga más peso.

¿Ha podido analizar ya el recorrido del próximo Tour?

—No, sinceramente no lo he estudiado con atención. He mirado los puertos, hay dos cronos y Pirineos y Alpes están muy concentrados. Espero estar con el equipo para analizarlo bien pues ellos son los que marcarán las líneas maestras. Queda mucho, pero es un objetivo claro.

¿Qué metas se marca para el 2021 que se avecina?

—Todavía no tenemos el calendario programado. Pero el objetivo principal, salvo cambios, será el Tour de Francia. Es la carrera más importante. Después, todo irá en torno a esa cita, con los Juegos Olímpicos presentes.

Ha sido su primera campaña corriendo dos ‘grandes’. ¿Se ha sentido cómodo?

—Sí. Y en un año normal ha de ser diferente y nos permitirá llegar mejor incluso a esas citas. Mentalmente más fuertes, especialmente, pues eso te ayuda a afrontar mejor tantos días de competición.

Miguel Ángel López, Iván García Cortina, Gregor Mühlberger... Movistar Team promete, ¿no?

—El equipo se ha reforzado mucho y bien. Además de López tenemos a Mühlberger, Gonzalo Serrano y García Cortina que pueden aportar mucho. Y lograrán victorias, pues tienen un nivel alto y nos hacen más potentes, partiendo de una base ya de por sí sólida.

El buen ambiente en el equipo ha sido clave para su adaptación. Y su complicidad con Alejandro Valverde también.

—Alejandro (Valverde) me abrió las puertas desde el primer día. Incluso antes de llegar. Todo lo que pueda aprender de él me será útil. Para el futuro y en el presente, pues su experiencia es una ayuda extra y su presencia da una seguridad enorme a todos. Sabe perfectamente de qué va este deporte, dentro y fuera de carrera. Es, además, una persona cercana, y eso siempre se agradece. Y en el grupo, la verdad es que ha sido muy fácil adaptarse y sentirse cómodo en todo momento. Me gustaría estar muchas temporadas en el Movistar. Me han hecho sentirme cómodo y a gusto y es un equipo serio, con una historia y un prestigio.

¿Le gustaría poder disputar el Campeonato de España profesional en Mallorca?

—Para el ciclismo balear sería excepcional poder correr en casa, y más una prueba así. Además de tener la Challenge, un Campeonato de España sería una gran oportunidad para competir ante nuestra gente. A ver qué recorrido se podría hacer para saber si me va bien y ojalá pueda estar si se dan las condiciones.

Han sido unos meses complicados, pero usted y otros deportistas de la Isla han destacado a nivel internacional...

—Sí, sí. Ahora me vienen a la cabeza Rafel (Nadal), Joan Mir, Mavi (García), Albert (Torres)... Y muchos más. Somos pocos, pero muy buenos -risas-. En un año tan difícil se ha podido salvar la temporada y es que es para estar orgullosos. Y espero que vengan muchos más por detrás.

El ciclista ‘artanenc’ durante un entrenamiento. Foto: PHOTO GÓMEZ SPORT