Paddle en el IES Porto Cristo: Este instituto del Llevant mallorquín participa por primera en el programa con 27 alumnos que practican paddle y acondicionamiento físico. | U.H.

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Practicar deporte debe ser tan importante como tener una correcta educación. La disciplina deportiva crea en los niños una serie de hábitos que los ayudan a convertirse en adultos responsables. Y de hecho, el deporte contribuye a la buena vida y a la salud», recalca Gloria Ferrer, profesora de Educación física en el IES Ses Estacions de Palma, uno de los primeros centros en sumarse al programa IESportiu, auspiciado por el Consell de Mallorca, que tiene como objetivo vencer el sedentarismo galopante entre los estudiantes más jóvenes de la Isla.

Según un estudio publicado por el Indescat, el clúster catalán de la industria del deporte, sobre el perfil del practicante deportivo en España, el 90 por ciento de la población entre 16 y 70 años afirma hacer deporte o tener la intención de hacerlo en el futuro. ¿Pero qué pasa con los adolescentes? Los expertos llevan tiempo advirtiendo de que los jóvenes no hacen todo el ejercicio físico que deberían. Un informe elaborado el año pasado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) confirma que el 80 por ciento de los adolescentes de entre 11 y 17 años de todo el mundo no realizan la actividad diaria mínima para estar saludables: una hora diaria de movimiento es lo aconsejable, según la OMS. Y los especialistas no hablan solo de hacer deporte, incluyen acciones tan básicas como caminar hasta el colegio o jugar a la pelota con los amigos en el parque.

«Es un hecho que constatamos a diario en los centros, los chavales cuando cumplen once años, entran en la pubertad y dejan de hacer ejercicio físico, salvo las dos horas lectivas semanales en el colegio, y a regañadientes. Y si lo desglosamos por sexos, en el caso de las chicas se agudiza aún más», señala la responsable del IES Ses Estacions.

En este sentido, Biel Mascaró, docente de Educación física en el IES Porto Cristo, lamenta que solo haya dos horas de deporte en las escuelas mallorquinas, «que se reducen a 70 minutos a la semana si quitamos el tiempo en el vestuario para cambiarse antes y después de la clase», recuerda Mascaró. Así, aboga porque los chavales se pongan el chándal tres veces a la semana, como ya sucede en otras comunidades como Canarias, Castilla La Mancha, Extremadura, Ceuta y Melilla, Valencia y el próximo curso, en la Comunidad de Madrid.

Estos datos adquieren una nueva relevancia, si tenemos en cuenta la epidemia de obesidad que ha alcanzado a prácticamente todos los países. Por ejemplo, si nos ceñimos a nuestra Comunitat, uno de cada cuatro niños de Baleares sufren esta dolencia. Así se extrae del estudio sobre la prevalencia de la obesidad en las Islas (EPOIB II) que presentó el año pasado la Conselleria de Salut. Y las cifras no son alarmantes respecto a otras comunidades de nuestro país. ¿Cómo frenamos esta tendencia?

Delante de la pantalla

El principal problema del sedentarismo juvenil es que pasan demasiado tiempo delante de una pantalla. No hay duda de que la revolución digital ha transformado los patrones de movimiento de la gente y el modo en que trabaja, se divierte, aprende y viaja, y esto incluye a los más jóvenes.

Aquí es donde entra el programa del Consell de Mallorca, IESportiu, que echó a andar hace cuatro años, y cada nueva edición que pasa suma más institutos. Durante este curso 2019-20 más de 300 alumnos de hasta doce centros de la Isla –ocho de Palma, dos de Inca y uno de Manacor – reciben clases deportivas, al finalizar las obligatorias, normalmente entre las 14 y las 15 horas, de diferentes modalidades que ellos mismos eligen entre acondicionamiento físico, baile moderno, balonmano, raqueta, rugby, voleibol y tenis mesa.

El calendario deportivo de esta actividad alcanza un total de 20 horas semanales, desde noviembre hasta mayo, coincidiendo con el curso escolar. Así, se pretende consolidar el hábito, trabajar de cerca con este grupo y generar una comunidad que «va más allá del aula y permite compartir afición». Por ejemplo, desde el programa IESportiu se vanaglorian del auge que está adquiriendo el balonmano en la Isla, hasta ahora un deporte de equipo más o menos minoritario, logrando que estudiantes de Inca que no practicaban este deporte ya se hayan federado en un club de Marratxí. Un éxito.

El freno del dinero

El programa IESportiu nació en un principio para lograr que alumnos en riesgo de exclusión social pudieran realizar alguna actividad física, aunque ahora se ha ampliado ya a todos los estudiantes interesados. En este sentido, Gloria Ferrer, del IES Ses Estacions, recuerda que practicar un deporte federado es caro: «Los padres pueden llegar a pagar hasta 400 euros por la ficha en un club de fútbol o en un equipo de natación. Y no todas las familias pueden sufragar un coste así», lamenta la docente. Misma opinión comparte Biel Mascaró, responsable del IES Porto Cristo, que ha visto cómo gracias al programa de la institución insular los chavales se enganchan a un deporte, «cuando antes estaban tirados en el patio sin hacer nada», finaliza.