Siete deportistas que compiten a nivel nacional libran su particular pelea con el coronavirus entre la máxima implicación en lo que hacen y la incertidumbre por el contagio.

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No se puede ganar al que nunca se rinde y en el ADN de los deportistas se encuentra esta máxima en la primera línea de lucha contra el coronavirus. El deporte proporciona ídolos a la sociedad, que ahora redescubre a otro héroes que no van de corto y usan bata. Se juegan su salud y la de los suyos por cuidar la de los demás, pero dicen que ‘sólo’ hacen su trabajo. Siete deportistas que compiten a nivel nacional relatan cómo disputan «el partido de todos».

Alicia Rodríguez Alicia Rodríguez
La colocadora del JS Hotels Ciutat Cide que milita en la Superliga 2 de voleibol trabaja como técnico de rayos en la Clínica Juaneda, donde valora de forma positiva la respuesta que se está ofreciendo.

La colocadora del JS Hotels Ciutat Cide Alicia Rodríguez, desde su experiencia en la sala de rayos de la Clínica Juaneda, ve a todo el personal «mentalizado». Todos están «extremando las precauciones» y valora de forma positiva la respuesta que se está ofreciendo. Vivir sola minimiza los nervios que sufren los que tienen el temor de contagiar a los suyos. Precisamente no estar en contacto con sus seres queridos es lo que peor lleva. Echa en falta al equipo aunque el contacto y las sesiones conjuntas gracias a la tecnología minimizan la añoranza. «Confío en que después de todo esto la sociedad sabrá valorar las pequeñas cosas y estar con la familia y amigos», razona al mismo tiempo que destaca la ilusión con la que vive unos aplausos de las 20:00 que hace extensible a cualquier profesión que sigue en la calle.

Pili Espadas Pili Espadas
La capitana del Collerense -en la imagen junto a su compañera Pilar Solivellas- asegura que entre el personal sanitario nadie se considera un héroe y que «los verdaderos héroes son los niños que están cumpliendo en casa».

«Los héroes son los niños», resalta la capitana del Collerense, Pili Espadas, cuando le preguntas por esos aplausos. «Aquí, como en el fútbol, vamos partido a partido y éste lo ganamos entre todos» , anima. Asegura que es «bonito» el reconocimiento hacia un personal sanitario que remarca que está «dando el máximo». Lleva casi 20 años como auxiliar de enfermería en los quirófanos de Son Espases, donde opina que la situación está controlada. «La organización es buena, hay espacio libre y aparentemente el escenario no es límite en cuanto a material», analiza. Eso sí no oculta que estos días se viven con «agobio y el nerviosismo por contagiarte y contagiar a los tuyos». Lo que peor lleva es la soledad de los fallecidos y la imposibilidad de los familiares ni de despedirse ni de compartir el duelo. «Es muy triste que los abuelos que levantaron el país se vayan sin un adiós», resume.

Joaquín Nicolás Joaquín Nicolás
El extremo del Handbol Marratxí de la categoría de bronce del balonmano español y es enfermero en el Hospital San Juan de Dios en Inca.

El jugador del SISPAL Marratxí Joaquín Nicolás trabaja en San Juan Dios en Inca y se confiesa algo cansado por la carga de trabajo. «La sensación es de miedo e incertidumbre por no saber si estás contagiado», relata tras una jornada que culmina cumpliendo con un estricto protocolo al llegar a casa para no comprometer a su compañero de piso. «Cuando llego se va a una habitación y yo me voy directo a la ducha, pongo la ropa a lavar y aviso cuando termino», explica este extremo izquierdo que lleva mal el sendentarismo. «Tengo mono de balonmano, de volver a estar con el equipo, de los viajes...», asegura. Los aplausos de los balcones «tocan la fibra», pero también incide en que lo importante es «generar conciencia». «Es importante porque se visualiza el trabajo del sector de la sanidad, pero para los trabajadores es el pan de cada día», comenta al mismo tiempo que espera que la pandemia conlleve cambios. «Sería insensato no sacar algo bueno y ver que las cosas importantes están en el día a día», concluye.

Samuel Salvador Samuel Salvador
El jugador del SISPAL Marratxí, que milita en el tercer escalón del balonmano nacional, valora las pantallas de protección donadas por Gráficas Planisi al Hospital San Juan de Dios, donde es celador.

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En las últimas horas Samuel Salvador, jugador del SISPAL Marratxí, celebra la donación de Gráficas Planisi de 60 pantallas de protección. Celador en San Juan de Dios, asegura que han afrontado momentos de precariedad en cuanto a material y una de sus principales reclamaciones en estos momentos es «los test para los sanitarios». «Molesta ver la cantidad de pruebas que se le hacen a los políticos mientras que en los centros hospitalarios sólo se realizan los test a los posibles casos», apunta. «El principal temor de todos los que trabajamos en este sector es por los demás, porque ahora mismo estamos expuestos y el virus es muy contagioso», explica. El jugador del Handbol Marratxí añora como todos volver a disfrutar sobre el parquet y se muestra pesimista de cara a la posible reanudación de la Primera Nacional. «Creo que la temporada se puede dar por acabada por las dudas sobre la vuelta y las condiciones en las que se puede retomar la liga», apunta.

Carlos Bustamante Carlos Bustamante
El pívot del Flanigan Calvià, que compite en la Liga EBA, trabaja como enfermero en ambulancias y en Son Llàtzer. Su principal temor es contagiar.

Nervios y tensión se entremezclan en el trabajo de Carlos Bustamante, que es enfermero de ambulancias y en Son Llàtzer. «Vives con cansancio físico y psicológico, pero no por estar desbordados, si no porque te hace mella atender muy concentrado en cumplir con todo», relata. «Lo peor es el miedo de traer el virus a casa», reconoce al mismo tiempo que valora la respuesta del sector. Confía en que el reconocimiento que reciben los sanitarios «repercuta como algo positivo de cara al futuro, porque reforzarlo nos beneficia a nosotros y a los usuarios». Su reivindicación pasa por «hace más test y disponer de material de protección individual porque estamos con lo justo». «Te da rabia haber dejado la temporada a medias, pero es el menor de los sacrificios», apunta sobre la añoranza de su equipo.

Graciela Sánchez Graciela Sánchez
Con varios títulos nacionales de lucha libre en 57 kg, Sánchez -en una imagen de 2019- es enfermera en la unidad a domicilio y en Son Espases.

Entre la sensación de caos por los cambios de protocolo y la evolución de la pandemia, Graciela Sánchez subraya que siente «muchas ganas de ayudar» durante esta batalla. «Estamos bien, pero no hay que bajar la guardia», explica esta enfermera, que hace «sombras» en casa para no dejar de lado su pasión, la lucha olímpica. «Hasta te emocionas al ver vídeos de los entrenadores en whatsApp», reconoce antes de disfrutar de uno de sus breves paseos con su perra, Kyra. La calma con la que vive parte de su confinamiento es una de las cosas que quiere incorporar a la que era una rutina acelerada antes de que el COVID-19 cambiara nuestras vidas. «Creo que todo esto cambiará la visión y los prejuicios sobre muchos trabajos. Antes me decían que me encargaba de cambiar pañales y ahora se nos valora», apunta.

Laura Rodríguez Laura Rodríguez.
La lateral del Son Sardina de Primera Nacional acumula diez años de experiencia como auxiliar de enfermería en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) de Son Llàtzer.

Las noches se le hacen largas en la UCI de Son Llàtzer y se prepara para días que se intuyen muy duros, pero Laura Rodríguez destaca el «compañerismo» que está demostrando el personal ante un situación nueva que obliga a redoblar el esfuerzo en el trabajo. «Lo peor es no poder salir, pero lo más duro es los que se quedan en el camino, sobre todo nuestros mayores, que lo dieron todo por nosotros y son los primeros en sufrir las consecuencias del virus», relata. Se ha ido de casa para vivir sola sin poner en peligro a los suyos y precisamente el contacto con el entorno es lo que cree que sabrá valora la ciudadanía cuando esto acabe.