Imagen del juez de boxeo Manuel Oliver. | Carlos Montes de Oca

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Una mala decisión arbitral cuando boxeaba le hizo cambiar los guantes por la pajarita y el smoking. Cuatro décadas después, Manuel Oliver Palomo (Córdoba, 1953) es uno de los jueces más reconocidos a nivel europeo y el presidente del Comité de Árbitros de la Federación Española.

Ha sido el director de combate en más de un centenar y medio de títulos mundiales, el último de ellos el pasado sábado en Madrid que desembocó en la tercera corona mundial de la española Joana Pastrana ante la mexicana Ana ‘La Bronca’ Arrazaola. La imagen de este cordobés de nacimiento pero mallorquín de adopción (reside en la Isla desde hace casi medio siglo) levantando el brazo derecho de Pastrana ha copado todos los informativos en las últimas horas.

Gracias al boxeo, Manuel Oliver ha conocido los rincones más recónditos del planeta. Aunque ha perdido la cuenta, acumula unos «quinientos combates entre campeonatos de España, de Europa y Mundiales» y se ha subido a un ring prácticamente en los cinco continentes desde que debutó como internacional hace treinta años. Es el único árbitro español asociado a la IBF, la AMB y la OMB. «Me falta el Consejo, pero la CMB exige exclusividad y a mí lo que me gusta es arbitrar». Hace unos años estuvo en una terna de cinco árbitros para dirigir un combate de Mike Tyson en Inglaterra cuando sí se podía.

Manuel Oliver hizo referencia al combate del pasado sábado. «Fue una gran pelea por parte de Pastrana. Fue un combate muy limpia y ganó con una superioridad manifiesta. Ganó 90-100, 90-100 y 91-99. La conozco desde que era amateur y poco a poco se ha ido haciendo con un nombre». El árbitro mallorquín reconoce que la diferencia entre el boxeo masculino y femenino es «muy diferente debido a la fortaleza en los golpes. Hay más KO en el masculino».

Oliver ha sido juez en Las Vegas pero no se ha subido al ring como árbitro por la Ley Muhammad Alí que ahora «no permite árbitros que no sean del estado de Nevada». «En Inglaterra también han hecho lo mismo ahora. No permiten que ningún árbitro europeo o mundial puedan arbitrar combates allí. Solo está permitido a los ingleses. De juez sí estuve hace un par de semanas haciendo dos títulos de la Asociación Mundial de Boxeo».

Cuando le preguntan por un combate que guarde en la memoria, Oliver se remonta a mayo de 2016 cuando arbitró la pelea por el título europeo entre Dereck Chisora y Kubrat Pulev en Hamburgo: «Ha sido la pelea que más problemas me ha dado. Chisora no sabe estar, tiene un comportamiento que no es de un deportista, sino de un delincuente. Le llamé la atención en más de una ocasión y le dije que si seguía en ese plan lo descalificaba. Ese ha sido mi combate más problemático. A todas las peleas les tengo cariño y me da igual que sea Óscar de la Hoya o cualquier otro».

Con experiencia en el mítico Caesars Palace o MGM de Las Vegas, Siberia, Rusia, Alemania, Inglaterra, Sudáfrica, Japón, China y México, donde dirigió un combate ante más de 60.000 espectadores en la Monumental, el árbitro mallorquín reconoce que nunca ha pasado miedo en un ring porque «los boxeadores me respetan. El propio Chisora o el ruso Valúyev que mide 2’15 metros imponen en el ring pero ya me conocen. A Valúyev no le podía ni tocar la espalda para que se separara porque no llegaba… Pero les hablo claro cuando estoy en los vestuarios para darle las últimas instrucciones».

A lo largo de tantos combates, hay infinidad de situaciones. Manuel Oliver recuerda algunas anécdotas. «Recuerdo que un boxeador me dijo en el suelo que no podía continuar, yo paré la pelea y al segundo me dijo que quería seguir. Le dije que no porque ya había detenido el combate. A veces hay insultos o desprecios de los preparadores. El boxeador no te insulta. Le das perdedor por KO técnico o por inferioridad y no te dicen nada. Los entrenadores quieren que su pupilo gane a toda costa. Los árbitros estamos para conservar la vida de ese hombre».

En ocasiones y no solo una vez ha tenido que parar el combate porque veía que la vida de uno de los púgiles corría peligro. «He visto boxeadores con desprendimiento de retina y la mirada perdida y entonces he parado el combate. El árbitro es el único que puede parar una pelea. O el boxeador que puede poner una rodilla en el suelo y decirme que no puede continuar».

Manuel Oliver considera que el nivel del boxeo español es «muy bueno» porque tenemos «8 campeones de Europa. Hay una campeona del mundo y otra casi a punto. Kiko Martínez puede pelear por el título mundial y hay otras opciones». El árbitro mallorquín considera a Kerman Lejarraga como el mejor púgil español del momento con mucha diferencia por delante de Kiko Martínez o Gago.

Del boxeo mallorquín, que conoce a la perfección, lamenta los pocos profesionales que hay actualmente tras la época de «Isidoro Cabeza o José Luis Vicho que tenían mucha calidad y títulos europeos. Ahora no tenemos ningún campeón de España en plan profesional. En amateur hay chicos que están destacando e incluso una chica que está seleccionada para ir a los Juegos Olímpicos. Pero faltan referencias a nivel profesional».

Históricamente, Oliver se queda con Oscar de la Hoya, Tito Trinidad o Mayweather y a nivel nacional se queda con ‘Poli' Díaz, «que lo dejaba todo encima del ring. También Castillejo, que fue ocho veces campeón del mundo, ha sido uno de los grandes junto a Alfonso Redondo», relataba.