Tita Llorens fue recibida por familiares y amigos a su llegada a Maó con una sonrisa que delataba su alegría tras completar su particular reto. | Gemma Andreu

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Ni dos intentos fallidos, ni las picaduras de medusas y tampoco más de 28 horas de un esfuerzo titánico quebrantaron la fe de Tita Llorens en atravesar a nado el canal que separa Eivissa y Mallorca. La nadadora ciutadellenca rubricó un hito en la natación balear de aguas abiertas al cubrir la distancia que separa Punta den Jonc en la pitiusa mayor y La Mola de Andratx.

A la tercera fue la vencida. Con mucho sufrimiento y viviendo toda una odisea en medio del mar, Tita Llorens, de 47 años, se erigió en leyenda. Acompañada por amigos y todo su equipo humano, la aventurera menorquina llegaba a La Mola a las 8:13 horas de la mañana del jueves, tras 28 horas y 13 minutos, el tiempo que empleó en cubrir la distancia entre Cala Sant Vicent y el suroeste mallorquín.

Llorens salía a las 4 horas de la madrugada del martes al miércoles con un ritmo bajo por un tema de un medicamento para el mareo.

La aventura comenzó con un banco de atunes que pasaron por debajo Tita y delfines saltando. La ciutadellenca superaba el bajón inicial y cada vez nadaba más fuerte, recuperando tiempo perdido.

Todo iba demasiado bien y llegaba el momento complicado; pasar la noche. Momento en el que abandonó las dos veces anteriores. Pero el anochecer arrancaba muy bien hasta la medianoche, con el mar liso, sin medusas y tan sólo con plancton, que provoca ciertos picores. A las 00:00 empezaba la pesadilla ya que de nuevo las temidas medusas aparecían.
¿El secreto? Aguantar la noche ya que esta especie, ‘Pelagia noctiluca’, sale al anochecer y se va de madrugada. Y Tita, con una determinación poco corriente, decidió aguantar heroicamente. Todo el equipo de Tita sabía que pasada esta tortura el trabajo estaba hecho y solamente quedaba disfrutar del último tramo.