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Sete Benavides pone la directa hacia Río 2016. El piragüista del Real Club Náutico del Port de Pollença, cuarto clasificado y diploma en C1 200 metros en Londres 2012, activa la maquinaria rumbo al que es su gran objetivo. Un reto personal tras acariciar la medalla en Eton Dorney y que encara junto a su entrenador, Kiko Martín, con la tranquilidad de haber acumulado un buen trabajo a sus espaldas y una brillante hoja de servicios. Doble subcampeón continental de la distancia, bronce en el último Mundial y ganador de la pasada Copa del Mundo de Duisburgo, será precisamente en la pista alemana en la que se concentrarán los esfuerzos e ilusiones de Benavides en el año postolímpico.

Allí se celebrarán del 27 de agosto al 1 de septiembre los Mundiales de piragüismo, y en esas fechas espera Benavides alcanzar su tercer pico de forma.

Pero va más allá la ambición de Sete. Su objetivo resulta amplio en un 2013 que pretende ser «un año de aprendizaje, cambios, pruebas y consolidación en competiciones internacionales, sembrando para Río», en palabras de Kiko Martín, que ha variado el plan de entrenamiento para alcanzar tres momentos cumbre.

En el arranque, la Nelo Winter Challenge de Portugal verá a Sete competir en C1 200 y 2000, y ya en marzo, los nacionales invernales ampliarán su espectro hasta el 5000, siempre como complemento al trabajo. En la Copa de España, selectiva para los Europeos, será el turno del 200 y el 500 y en el Campeonato de España de verano repetirá disciplinas.

El reto es claro. Sete Benavides pretende a lo largo de 2013 ganarse plaza para representar a España en los Europeos y Mundiales sub 23 y absolutos. En la última categoría de formación partiría con relativa ventaja, «aunque hay rivales de Alemania y Azerbaiyán que meten miedo», confiesa el exponente nacional del C1 200 metros, que contempla los relevos como otro punto dentro de su plan de trabajo.

Margen

A punto de cumplir 22 años, Sete posee un enorme margen de mejora, y quiere ir paso a paso, cubriendo etapas que se inician por la clasifiación en pruebas selectivas nacionales (en la distancia, su entrenador fija los criterios). La meta es llegar al mejor momento del curso coincidiendo con el Mundial de Duisburgo, dentro de un calendario en el que «los resultados serán los que refuercen nuestra confianza, pero sabemos que trabajamos con un objetivo como son los Juegos de Río y para seguir creciendo. Aunque no podemos relajarnos, porque las becas dependen en buena manera de lo que consigamos», explica Sete, quien desearía «poder trabajar con un programa de ayudas a cuatro años, con más tranquilidad».

Dentro de ese completo calendario, la primera gran cita sería el Europeo absoluto, de Montemor o Velho (Portugal), del 14 al 16 de junio, antesala del continental sub 23, en Poznan (27 a 30 de junio). El Mundial de Canadá, de esa última categoría (1 a 4 de agosto) y el absoluto, en Duisburgo, cierran la hoja de ruta.

Los recortes en ayudas al deporte de élite no pasan de largo para Benavides, que es consciente del difícil panorama y valora la marcha de David Cal a Brasil. «Si para él no hay ayudas, imagínate para nosotros...», dice.

Para 2014 está prevista una primera toma de contacto con la pista olímpica de Río, siendo 2015 «un año clave» para Kiko Martín, que comparte con su pupilo un sueño y una cuenta pendientes: colgarse una medalla olímpica dentro de tres años.