Llorenç Serra Ferrer. | Monserrat

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El tiempo empieza a ser un enemigo temible para los intereses del Real Mallorca y Serra Ferrer lo sabe. El club necesita fichar, Laudrup y el vicepresidente quieren a dos jugadores por puesto, pero antes de fichar es imprescindible desprenderse de los futbolistas que bien por tener una ficha muy alta o bien por deseo de los técnicos, tienen su futuro lejos de Son Moix.

Ayer fue Josemi quien firmó el finiquito y dejó de ser a todos los efectos jugador del Real Mallorca. Su futuro está en el Iraklis de la Liga griega y con su marcha se despide a uno de los jugadores cuyo rendimiento ha sido muy malo en relación a calidad-precio. Llegó del Villarreal, previo paso por el Liverpool, pero su singladura por el club balear será recordado mucho más por sus malas actuaciones que no por otra cosa. Con una fichad de 600.000 euros -totalmente inasumible por el club- , no había más opción que prescindir de él tanto por su elevado coste como por su rendimiento deportivo. Se trataba de uno de estos futbolistas que no tienen mercado, no al menos para que nadie haya podido abonar cantidad alguna por él. Además, la situación de concurso en al que está inmersa el Mallorca motiva que deba desprenderse de jugadores cuyos salarios son tan elevados. Si bien los refuerzos son pocos -sólo se ha fichado a De Guzmán- lo que sí ha conseguido Serra Ferrer ha sido en un tiempo relativamente muy corto aligerar de una enorme carga económica al club ahorrando 6,4 millones de euros en fichas.

No quedaba más remedio que meter el bisturí y Llorenç ha liberado a la entidad de una terrible losa económica. Josemi se ha marchado, por lo que el club se ahorra 600.000 euros. Se fue Aduriz, que cobraba 1.535.000 euros; por Borja como es lógico no se hizo efectiva la opción de compra, pero el organizador recibía 850.000 euros; Brucho China recibía 200.000 euros; Mattioni 150.000; Pezzolano 150.000; Óscar Díaz 160.000; Varela 950.000; Javi Guerra, 225.000; Trejo 300.000 y Callejón 400.000. Además Mario Suárez recibía 500.000 euros. Algunos jugadores podían tene justificado el pago de sus fichas, pero en otros casos su rendimiento ha estado infinitamente por debajo de las cantidades que firmaron o simplemente fueron cedidos a otros equipos por no confiar en ellos. Peor imposible.

El objetivo de Serra ahora es seguir liberando de este peso de altas fichas al Mallorca, tanto por la situación de concurso en la que está inmerso como por la propia naturaleza del club que debe reinventarse para seguir viviendo.

Casi dos millones

Antes de que arranque el campeonato el deseo del club es desprenderse de dos fichas muy elevadas y a las que no puede llegar el Mallorca como son las de Keita -660.000 euros- y la de Webó -1.100.000-, pero en principio ambos jugadores no son excesivamente partidarios de marcharse, lo que dificulta la operación salida.

Uno de los futbolistas que ha entendido la nueva filosofía del club es Germán Lux, al que se le ha planteado la renovación, eso sí, con una rebaja considerable de su ficha, a lo que el portero ha accedido.

El objetivo de Serra es dejar el espacio suficiente en el vestuario para poder abordar la llegada de tres nuevos futbolistas. Liberar al club de fichas altas permitirá también que los administradores den su OK a la hora de poder afrontar un mínimo de tres contrataciones, refuerzos por otra parte necesarios para poder conformar un equipo de garantías y mantener de esta forma el principal patrimonio del club, la Primera División.

Es cierto que es necesario vigilar al detalle todos los movimientos, pero también es necesario dotar al club de los elementos necesarios para poder seguir en Primera y de esta forma ir asegurando un mínimo de ingresos de 30 millones de euros por temporada. En condiciones normales el club debería recibir dinero por los traspasos que realiza, pero la coyuntura ecómica y la dificultad de poner en el mercado a este perfil de futbolista, obliga a la entidad a manejarse de otra manera de otra manera en los traspasos.