Adúritz durante el encuentro ante el Zaragoza.

TW
2

Una de cal y otra de arena. Así es el Mallorca esta temporada. Indiscutible y temido en Son Moix y débil y previsible lejos de Palma. Es la más fiel versión deportiva de la obra que escribió Robert Louis Stevenson, El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde. Y es que el conjunto de Manzano ofrece dos caras, una en casa y otra fuera.

El bagaje esta campaña no es bueno y para hablar de Europa en mayúsculas es imprescindible ir mejorando los números lejos de Palma. De momento el grupo balear ha conseguido tres empates, ante el Villarreal, Atlético y Valencia, es decir, dos estadios 'Champions' y uno UEFA, por lo que no hay que restar mérito a estos marcadores, pero se añora una victoria que permita al equipo creer en él también lejos de Son Moix.

Confianza

En Palma ofrece pocas dudas en cuanto a rendimiento, efectividad y nivel futbolístico. Sobre todo Gregorio Manzano ha dado al equipo una personalidad futbolística y le ha dotado de máxima confianza. Pero este libro de estilo debería servir también para cuando se juega lejos de Palma y esto no es así. Desde que el Mallorca ascendió a Primera División, nunca ha tardado tanto en llegar una victoria fuera de la Isla.

Solo la temporada 99/00 se hizo esperar un buen resultado a domicilio y no fue hasta la jornada doce cuando el conjunto mallorquinista ganaba en el campo del Espanyol por un gol a dos. Ese año fue el que se inició con Mario Gómez en el banquillo, que por no tener la documentación en regla tuvo que dejar el banquillo y dar paso a Fernando Vázquez. Hasta la jornada siete no consiguió un punto, empató también en Santander y contra el Espanyol, a los doce partidos, logró la primera victoria.

Otra campaña difícil fue la 03/04. Fue un año también muy complicada que se inició con Jaime Pacheco en el banquillo hasta la jornada cinco. Tras un partido dirigido por Tomeu Llompart, Luis Aragonés se haría con el control del grupo en la jornada 7. Hasta la jornada 9 no se conseguiría la primera victoria fuera de casa, concretamente ante el Deportivo cuando se consiguió la victoria por cero goles a dos.
Fueron dos años marcados por la inestabilidad en el área técnica y el equipo lo pagó. Aunque enderezó la línea, no pudo luchar por meterse en Europa.

El resto de temporadas no ha esperado mucho a conseguir la primera victoria a domicilio y hasta en dos ocasiones lo hizo en la segunda jornada de Liga, aunque en ambas se rozó el descenso. La temporada 01/02 el equipo empezó con Bernd Krauss, siguió con Kressic y acabó con Llompart. Fue una campaña llena de luces y sombras donde el once balear jugó la Liga de Campeones y sufrió hasta el final para mantener la categoría. Fue demasiado para el Real Mallorca.

Un milagro

En al campaña 04/05, también en la segunda jornada, el equipo ganó en Getafe por un gol a dos, pero tuvo que aferrarse a un milagro para salvar la categoría. Benito Floro, Tomeu Llompart y finalmente Héctor Cúper ocuparon el banquillo del Mallorca y en un momento dado, concretamente tras perder contra el Zaragoza en casa a falta de siete jornadas, hasta el propio Cúper veía el descenso como una opción imposible de evitar. Ese año se ganó el primer encuentro a domicilio en la segunda jornada, pero se salvó el equipo del descenso en la última jornada gracias a la caída en picado del Levante.

Las últimas dos temporadas el equipo bermellón sumó sus primeras victorias a domicilio en las jorandas 5 y 8, pero nunca una victoria lejos de Palma es tan cara como esta campaña.
Sin embargo, el estado actual de forma por el que atraviesa el Mallorca es un claro indicativo de que muy pronto tiene que cambiar la dinámica perdedora lejos de Son Moix. Restan dos partidos para finalizar el año y son dos opciones que tiene el equipo rojillo de dar un giro a la estadística y cambiar el rumbo de la historia.