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El ex número uno del tenis mundial, el estadounidense Andre Agassi, consumió en 1997 la droga sintética metanfetamina, más conocida como «cristal», según confiesa en su libro autobiográfico «Open: An autobiography», que saldrá a la venta el próximo 9 de noviembre. El periódico londinense The Times tiene previsto publicar una serie completa del libro, pero el martes ya se conocieron a través de distintos medios estadounidenses partes de la confesión de Agassi, en la que explica cómo se dopó y evitó el ser castigado por la Asociación de Tenistas Profesionales (ATP).

En 1997, Agassi pasaba por un mal momento de forma en su juego y se debatía entre casarse o no con la actriz Brooke Shields. Su ayudante, identificado como Slim, fue el que le introdujo en la droga, de acuerdo con el extracto que aparecerá en distintas publicaciones estadounidenses y en el Times. Agassi narra en el libro cómo Slim le insistió: «¿Quieres conseguir elevar el ánimo conmigo?, con el Gack'. Le pregunté qué era el Gack y él me contestó que era metanfetaminas de cristal». El ex jugador estadounidense, según se recoge en el libro preguntó: «¿Por qué lo llaman Gack?, Slim le repuso: 'Es el sonido que haces cuando estás en el éxtasis del efecto de la droga... te hace sentir como Superman».

Luego, Agassi aceptó consumir la sustancia prohibida para conseguir el estado de ánimo que le había dicho Slim que alcanzaría. «Slim puso un pequeño montón de polvo en la mesa de café, cortó una raya y la aspiró por la nariz. Cortó de nuevo y yo hice lo propio. Luego me fui al sofá y consideré que había cruzado el Rubicón», confiesa Agassi en su autobiografía. «Hay un momento de pesar, de culpabilidad, seguido por una tristeza inmensa. Luego llegó una oleada de euforia que barrió cada pensamiento negativo en mi cabeza. Yo nunca me había sentido tan vivo, tan lleno de esperanzas, y nunca he sentido tanta energía «, admite Agassi.

Pero el ex tenista reconoció poco después la gravedad de lo que había hecho y le llegó un deseo de limpiar por completo en todo lo que le rodeaba. «Estaba preso de un deseo desesperado de limpiar. Fui llorando por mi casa, la limpié de arriba abajo. Quité el polvo de muebles, limpié bañera e hice hasta las camas». Tiempo más tarde, según The Times, Agassi recibió una llamada de un médico que trabajaba con la ATP, diciéndole que no había superado una prueba antidopaje. «Mi nombre, mi carrera, todo estaba en juego», relata Agassi en el libro. «Todo lo que he conseguido podría quedar en nada. Días más tarde me senté en una silla con un un bloc de notas y escribí una carta a la ATP. Estaba llena de mentiras, mezcladas con medias verdades».

En la carta Agassi culpaba de todo lo sucedido a Slim, al que ya había despedido. «Me dicen que Slim era un conocido consumidor de drogas, y que a menudo mezclaba las bebidas refrescantes con la metanfetamina, lo cual es cierto», señaló Agassi en su carta. «Entonces -continúa Agassi- llegó la mentira central de la carta cuando dije que había bebido por accidente uno de los refrescos de Slim que contenía las drogas. Pedí su comprensión y su indulgencia y me apresuré a firmar la carta».

La ATP retiró la prueba de positivo y tampoco permitió que saliese a la luz pública, aunque en el mundo del tenis sí surgió el rumor de que Agassi había consumido sustancias prohibidas. Agassi había ganado la medalla de oro en los Juegos de Atlanta en 1996, pero no consiguió ningún torneo importante durante 1997. Su siguiente título de Grand Slam fue Roland Garros (1999), que significó su resurgir. Ese mismo año también ganó el Abierto de Estados Unidos para luego lograr tres títulos más del Open de Australia antes de retirarse en 2006.