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Brigit Yagüe ha vuelto para seguir haciendo historia. La taekwondista mallorquina se colgó su tercer título mundial absoluto -también fue campeona mundial júnior, en 1998- en la cita de Copenhague, tras derrotar en la final del peso mosca (-49 kilos) a la rusa Anna Soboleva (2-0), pero por encima de todo, después de dejar en la cuneta a la rival más peligrosa del torneo, la china Jing Wu, campeona olímpica, con la que topó en semifinales. Y el 6-1 a favor de la mallorquina deja claro que su regreso a la alta competición ha servido para coronarla como reina de su peso y del taekwondo universal, siendo la primera mujer que alcanza las tres coronas. A su vez, Yagüe supera a Belén Asensio y Coral Bistuer, y sienta un precedente a escala internacional.

La balear llegaba a la capital danesa como defensora de los títulos mundial y europeo, con la espina clavada de la ausencia en Pekín y tras más de un año en el que una lesión en la muñeca izquierda -triple fractura- camino del Preolímpico de Estambul le dejó sin Juegos y alejada de la alta competición. Su instinto de superación y la calidad que atesora la mejor taekwondista española de todos los tiempos le permitió remontar el vuelo y reaparecer en el pasado British Open. Con el alta bajo el brazo, Brigit buscaba reeditar las coronas de 2003 y 2007 en un Mundial marcado por el estreno de los nuevos petos y con la ventaja de no ofrecer referencias a sus oponentes.

 

Con el alta bajo el brazo y estrenando estado civil -se casó con Juan Antonio Ramos hace unos meses-, Yagüe seguía entrando en todas las quinielas. Su puesta de largo resultó relativamente cómoda, deshaciéndose en primera ronda de la belga Ismaili (7-1). La senegalesa Diallo fue la siguiente víctima (11-0), plantándose en octavos, donde la argentina Laura López puso en apuros a la balear, que saldó con empaque la contienda (4-1). Con el billete para cuartos sellado, la thailandesa Chanatip Sonkham era un obstáculo clave en el camino hacia las medallas. Con idéntico resultado, Brigit ya aguardaba a Wu Jing.

 

El combate más esperado era toda una reválida para la mallorquina, que en el segundo asalto impacto en el rostro de su rival y se puso tres puntos arriba, sabiendo esquivar sus ofensivas para firmar un 6-1 que le aseguraba la plata y demostraba quién es la mejor. Eso sí, le restaba una final frente a la rusa Soboleva, que de manera ajustada había solventado sus últimos combates.

 

Brigit echó mano de la inteligencia para afrontar el combate por el oro. Los intentos de Soboleva por buscar el rostro de Yagüe resultaron inútiles, y aplicando su manual más práctico, hizo subir un 2-0 que aguantó hasta estallar de alegría al alcanzar esta gesta. Tres títulos hacen que Yagüe entre por la puerta grande en la leyenda de este deporte, apelando al orgullo y la clase de toda una campeona del mundo.