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Dos meses después de su inesperado aterrizaje en el accionariado de la SAD balear, los problemas se le acumulan a la familia Martí Mingarro. La nueva propiedad ha perdido apoyo empresarial, social y político en sus primeras ocho semanas y al final del túnel se adivina una crisis de proporciones siderales. Algunas de sus principales fuentes de ingresos están en el alambre de cara a la próxima temporada y la clase política también le ha dado la espalda por todo el mercadeo que ha rodeado la venta de la entidad y las dudas que transmiten los nuevos mandatarios.

Además de las vías de agua que provocarán la ruptura del contrato con ISO -ya consumado-, la presumible marcha de ONO de la parrilla de patrocinadores y la decisión de IB3 Televisión de renegociar el contrato, el Mallorca debe afrontar de forma inmediata compromisos con la Agencia Tributaria, así como los pagos ordinarios...Todo este cóctel convierte el actual momento en uno de los más delicados de toda la historia del Mallorca, con un horizonte plagado de nubarrones.

Los problemas se le acumulan a los nuevos propietarios del Real Mallorca. Hace algunas semanas, tal y como publicó este periódico, la empresa International Sports Organization (ISO) y la SAD balear decidieron rescindir el contrato que vinculaba a ambas partes por la gestión de los activos publicitarios. Esta decisión supone el primer varapalo para los Martí Mingarro, ya que el acuerdo con la empresa vinculada al Grupo Zeta garantizaba unos ingresos de entre 1'2 y 1'5 millones de euros por temporada.

La decisión de IB3 de renegociar a la baja su contrato con el Real Mallorca también supone un dardo directo al corazón financiero de la entidad. El contrato, ampliado y revisado en febrero de 2008, debía reportar a la SAD balear unos ingresos de 12 millones de euros durante las tres próximas temporadas, a razón de 3'5, 4 y 4'5, unas cantidades que se verían reducidas hasta el millón y medio de euros por campaña. El problema es que el club balear ya ha consumido gran parte del contrato mediante créditos bancarios avalados precisamente con su convenio con el ente autonómico. En el hipotético caso de que la entidad se cierre en banda y se niegue a renegociar a la baja, la actual dirección de la televisión abriría la vía judicial.

Al respecto de la decisión adoptada por Antoni Martorell, varios miembros del Govern balear expresaron al director general de IB3 su total apoyo a la decisión adoptada.

Otro de los contratos que pueden desaparecer apunta al patrocinio de ONO. El contrato, firmado en julio de 2006 por cuatro temporadas de vigencia a razón de casi 1 millón de euros, expira el próximo 30 de junio y el operador de clave tiene previsto no renovar.